martes, 17 de septiembre de 2013


El interés

 

 A nadie se le escapa que este elemento de la puerta sea algo necesario en el laberíntico diseño del mercado de la Encarnación, no en vano, después de tanto tiempo, el publico se interesa por cuando se va a proceder a su apertura, mas se diría de su colocación, hasta ahora inexistente, pues es el interés del propio publico  a tenor de lo evidente que resulta, que se haga inexcusable colocar allí una, especialmente  por ser un lugar donde el propio sentido de la orientación intuye que puede existir una, pero que resulta ser un fracaso, un chasco evitable, mas conocido por la risa berlinesa, o el silencio de los placeros.

En todo este tiempo, cuando las distintas responsabilidades son conocedoras de esta reiteración, que se  completa con sobrados argumentos, se puede decir que el silencio ha sido toda la solución que tanto en la  parte municipal, como en la de la  concesionaria han aportado, cosa que, por inexplicable, permite comprender lo que hay.

Cada día se intensifica el interés del público por saber como se encuentra este asunto. Acaso entiendan que tambien es algo de su mayor interés que exista una puerta que le facilite tanto la entrada como la salida, y le evite tener que dar tantas vueltas en los caprichos de un galimatico diseño. Cada día el desinterés de los responsables se hace mas patente, y acaso los rodeos que una puerta evitaría a los clientes, son como pocos los que vienen dando para evitarla.

Lógicamente cuesta entender este asunto que parece que nadie ha visto, ni quieren ver, (de hecho la puerta ni existe) ni tan siquiera quien prometió, en tiempo de promesas, que este asunto tenemos que verlo, pero ni por asomo.

Después del tiempo que ha transcurrido, ¿Como explicar que no ha habido ni el mas mínimo intento por colocar una puerta automática, obligatoria por la Ley de accesibilidad?

Puerta que mejoraría la circulación y los aspectos comerciales en una plaza municipal de abastos en las que las deficiencias

que se advierten a simple vista son tantas que merecería la penar llevar  a cabo algunas acciones que mejoren las que de forma galopante deterioran esta. A falta del interés de los responsables, la responsabilidad del público acrecienta el interés, por saber como acabará lo de la puerta, Y como no puede haber otra respuesta la puerta cuando no existen los tapujos, siempre se abre de par en par.

Sevilla a 17 de Septiembre de 2013

Francisco Rodríguez Estévez

 

 

 

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