El interés
A nadie se le escapa
que este elemento de la puerta sea algo necesario en el laberíntico diseño del
mercado de la Encarnación ,
no en vano, después de tanto tiempo, el publico se interesa por cuando se va a
proceder a su apertura, mas se diría de su colocación, hasta ahora inexistente,
pues es el interés del propio publico a
tenor de lo evidente que resulta, que se haga inexcusable colocar allí una,
especialmente por ser un lugar donde el
propio sentido de la orientación intuye que puede existir una, pero que resulta
ser un fracaso, un chasco evitable, mas conocido por la risa berlinesa, o el
silencio de los placeros.
En todo este tiempo, cuando las distintas responsabilidades
son conocedoras de esta reiteración, que se
completa con sobrados argumentos, se puede decir que el silencio ha sido
toda la solución que tanto en la parte
municipal, como en la de la concesionaria
han aportado, cosa que, por inexplicable, permite comprender lo que hay.
Cada día se intensifica el interés del público por saber
como se encuentra este asunto. Acaso entiendan que tambien es algo de su mayor interés
que exista una puerta que le facilite tanto la entrada como la salida, y le
evite tener que dar tantas vueltas en los caprichos de un galimatico diseño. Cada
día el desinterés de los responsables se hace mas patente, y acaso los rodeos
que una puerta evitaría a los clientes, son como pocos los que vienen dando para
evitarla.
Lógicamente cuesta entender este asunto que parece que nadie
ha visto, ni quieren ver, (de hecho la puerta ni existe) ni tan siquiera quien
prometió, en tiempo de promesas, que este asunto tenemos que verlo, pero ni por
asomo.
Después del tiempo que ha transcurrido, ¿Como explicar que no
ha habido ni el mas mínimo intento por colocar una puerta automática, obligatoria
por la Ley de accesibilidad?
Puerta que mejoraría la circulación y los aspectos comerciales
en una plaza municipal de abastos en las que las deficiencias
que se advierten a simple vista son tantas que merecería la penar
llevar a cabo algunas acciones que mejoren
las que de forma galopante deterioran esta. A falta del interés de los responsables,
la responsabilidad del público acrecienta el interés, por saber como acabará lo
de la puerta, Y como no puede haber otra respuesta la puerta cuando no existen los
tapujos, siempre se abre de par en par.
Sevilla a 17 de Septiembre de 2013
Francisco Rodríguez Estévez
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