domingo, 15 de septiembre de 2013

De pájaros
 
Por su fabulosa imaginación, don Alfredo fue llamado con todo merecimiento, el rey del suspense. De su creativa mente salió aquello de los pájaros, un furibundo ataque a las personas de vida tranquila y sosegada. Con sus obras vino a marcar, como un adelantado a su tiempo, una forma de sentir el miedo. ¡Que susto!
Los pájaros de su película más emblemática, se hicieron peligrosos cuando la banda estuvo acomodada en sus perchas de espera antes de la acción. Silencio, se rueda.
El ataque de los pájaros sigue causando miedo, pues eran de pájaros de mal agüero, nada que ver con los insectívoros que actúan de ecológico sistema en beneficio del medio ambiente.
Miedo intenso, aquel del pajarillo que, en su remonte buscándose la vida, presiente el vuelo de la rapaz dispuesta a cazarle, será cazador cazado.
Temblores de muerte en el silencio de los caminos vacíos, si aparece el rapaz harto de volar por los campos de cáñamos. Pájaro loco.
Del pájaro bobo, nos libre Dios. Incertidumbre en “los pájaros” cuando no se anda por la ramas anunciando demoliciones y reconstrucciones sobre papel, y revoleteo de los que, por las ramas de paraísos, tipuanas, y grevilleas del pequeño bosque, en capilla de lo absurdo, sentirán en su piel, de carne de pájaro, el escalofrió helado del síndrome de lo de la Encarnación, al ver que tras la tala de sus acacias, otros realizan nidos de hormigón.
Los pájaros de marras, que no de error, si no de terror intencionado, siguen causando tal pánico que, a nada que se vea a tres juntos, vuelven las secuelas producidas y dirigidas por la maestría de su creador y director.
Otros pájaros, los de documentales, son merecedores de tener en cuenta, sobre todos los de idem, en especial de aquellos que solo saben hacer  números de Kamasutra en equilibrios imposibles y pico largo, tal como zancudas, y aquellos que deciden poner los huevos en cualquier sitio a fin de que el producto salga a costa de otros y tal vez por eso le digan cuco, pero estos no dan tanto miedo como los de don Alfredo.

Sevilla a 11 de Septiembre de 2008
 

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