
Que voy a llamar
Uno siempre piensa que la gente debería estar preparada, dispuesta en todo momento a dar el paso, pero por lo que
son las distracciones, que, entre el que no se entera y el que no escucha, la fuerzas
se dispersan y a sí no hay manera de andar medianamente.
Tienela Encarnación ese misterio de paso, en el que puede pasar lo que sea e incluso que no
pase nada, por cuanto poco puede importar, pero que muy poco, que llamen, o dejen de llamar, si las fuerzas sin conexión, no tiene la más minima sincronización
para dar el salto.
Tiene
El paso, que por cierto no es de la oca, ni de cebra,
aunque al animal se le ocurrió la tontería del paso que queda cegado en la calle desértica de la puerta inexistente, donde a falta de
la ojival que encierre las dificultades de la entrada y la salida, por este paso no
hay quien pase.
Predomina la fidelidad mayoritaria de los placeros en esta nueva
andadura, que antes tuvieran la
Esperanza , que acaso, una vez pérdida esta, recurran a la portentosa imagen
de Cristo por desenclavar que porta su Cruz paso a paso, en un paso que anda sin andar pero
que no se detiene en los descansos. ¡Anastasio! Que voy a llamar.
En esta Encarnación debilitada, en la que derrama salud la negritud del
bronce, los placeros de agrupan al finalizar la chicotada diaria, paso de
misterio, para la reflexión del trabajo y aliviar las carnes del esfuerzo con
ese perentorio descanso. ¡No corré!
A mis años no esta la cosa para trabajos, como estos en los que el
cuello se cobra su parte del lúdico emocional, diría devocional ardor, donde los
beneficios se supone deben de lograrse a largo plazo. Evidentemente tampoco están los tiempos para
formar una cuadrilla fidelizada que, en la ceguera de los respiraderos, se dejen guiar a la
voz segura de quien, como un capataz que se dejo los lomos, finaliza el camino, pero que por muy conocedor del trazado y los tiempos, en estos que corren ya no
se tiene el predicamento de madrugadas de aguardiente, por mas que todo sea noche de desprecio en la amargura, y
en el silencio de la fraternal sangre. Por algo la Encarnación es esclavitud.
Hermanos enla Encarnación de las tres encarnaciones, de las tres generaciones, que con
el itinerario finalizado, una vez mas, hacen recuento, y lo que se encarta es escuchar el martillo para
arriar la dorada madera.
Enla Encarnación
de madera todo hace pensar, que después de la provisionalidad en la que tanto se ha pasado, y no pasó nada, que siendo nuevo paso, lo que sugiere,
es que llegado el momento de la redención, del abandono voluntario del conformismo del mas falso de los besos, y acabar en la madera, tal como empezó todo y era el fin previsto, por lo que no queda otra que, por el momento, saber que ahí quedó.
Hermanos en
En
Sevilla a 14 de Septiembre de 2013-
Francisco Rodríguez Estévez
No hay comentarios:
Publicar un comentario