Disimulando, queriendo estar allí para enterarse, como si lo
de la Encarnación
no le importara lo mas mínimo, negó la mayor cuando canto el gallo. Sucede a veces, que aunque no se quiera la gente se
fija en las caras, y pueden reconocer al mas pintado, tanto en las luces como en
las sombras, e incluso con los reflejos del fuego de una hoguera crepitando. ¡Más
madera!
Hoy, como ayer, como antier, y como otros tantos días
pasados salgo en busca del responsable de mantenimiento de esta Encarnación
apagada, con el vano intento de obtener de el la respuesta, y a que negarlo,
cuando es evidente que no la tiene.
La respuesta tiene que venir de donde no contestan, y sin contestación
el no tiene respuesta que darme, eso si al menos pude escucharle dando el
cante. La debilidad de su voz se hace fuerte gritando, todo un gallo,¡ America, America! que
mas parecía Rodrigo de Triana.
Estas reiteradas negaciones han dejado al gallo más que
ronco, a tenor que no se le escucha, por más que se encadenen las mentiras del
silencio.
Podría enviarle una carta, otra, y otra, y otra más a Juan
Ignacio para que me disponga cuando tenemos ver lo de la puerta. Le podría reiterar a Gregorio mi fraternal petición para
que esta Encarnación de errores vislumbre una salida coherente a la Venera.
Aunque sirviera de
poco, le enviaría una nueva petición a Juan García, director de la oficina
municipal de Accesibilidad, para que en este espacio municipal, se cumpla la Ley que afecta a las personas
con discapacidad motriz. De igual manera se le enviaría a María de Mar Sánchez,
la que pudiera motivarle traer a la escultura de Vasallo, la diosa Ceres, para
embellecer con su retorno la puerta de la travesía central. Otra mas tendría
como destinatario Beltrán Pérez, de Participación Ciudadana, que como conocedor
del tema, quien quita que no tenga este asunto participativo para la mejora de
los usuarios, y de paso copia a José
Miguel Luque, al que pude sacar del laberinto en una visita particular, y que
perfectamente reconoció como es la cosa de complicada en este mojón (léase hito) pues parece que le hicieron por donde sale .
Estoy por decir que por esta vez no le haría llegar ninguna
nota a Amidea Navarro, Delegada del casco antiguo, donde se encuentra en planta
baja este lugar de complicado diseño, mas de galería que de mercado, pues ella,
salvo la respuesta, tiene mil veces formulada la petición, por registro, por
escrito, telefónicamente y verbalmente. Pienso que está totalmente de acuerdo
con esta petición, y que debería de ser una exigencia para ella, y su responsabilidad, pues este
edificio público pertenece al distrito que gestiona, y todo lo que sea mejorar lo público es calidad
de vida para los ciudadanos.
Sin duda todas serán
negaciones, y ni tan siquiera cantará el gallo, pues se da que por todas las misivas estas tendrán la
respuesta del silencio, pues de otra forma no se notaria si da el cante.
Tenia pensado no enviarle nunca mas esta petición al
responsable de la concesionaria el Sr. Peláez, pues después de tantas, pienso, y
eso es a mi parecer, que no se haya abierto allí una puerta tiene la connotación
propia del desinterés, impropia en cuanto se dice desde la responsabilidad eso de mejorar los
aspectos comerciales, cosa que en lo privado es
causa fundamental, pues donde se ha visto que no exista una puerta automática
justo en el lugar donde cada día la busca aun después de casi tres años un
considerable numero de personas, y que por el ridículo costo de esta, solo se
puede pensar negando conocer a la Encarnación.
¡ No se de que me
hablas! Por esta vez, no canto el gallo a Pedro, pues era el gallo de Sócrates,
Critón buscó una piedra, apuntó a la cabeza, y de la cresta del gallo salió la sangre...
El gallo de Gorgias perdió el sentido, y al caer cantó por el aire, diciendo:
-¡Quiquiriquí! Cúmplase el destino; hágase en mí según la voluntad de los imbéciles.
Por la frente de jaspe de Palas Atenea resbalaba la sangre del gallo.
Sevilla a 26 de Septiembre de 2013
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