sábado, 30 de julio de 2011

el corner S-O (entrada y salida exterior)

Rampa inversa

A cada cosa de esta Encarnación que la observación del uso advierte, mas se cae en la cuenta, la famosa cuenta, de que estas que se cuentan, se observa, y se advierten como que no las hicieron bien.
Solo un paseo por la sinuosa calle cubierta, un callejón que serpentea como una tangente curvilinea de lo que llaman la plaza de abastos. Tiene dirección Norte-Sur, lo cual es indicativo de que a nada que corra aire aquello deberia de tener una corriente de las fresquitas.
Nada mas lejos, el sistema de motores mete en el angosto pasillo, (ahora con mayor luminosidad de la que dispusieron), todo el chorro del aire caliente, y mezcaldos con el los mas extraños olores que mas parecen que la cacosmia emana de las entrañas del bicho.
Reparo en la rampa para subir a la azotea-botellodromo, plaza de la mayor indignación, plaza privada, y resulta que en lugar de tener el arranque, que por supuesto es también punto final de la bajada, por pura logica en el lugar que comercialmente puede acercar a los visitantes al mercado, justo a la inversa de como está, y hacerlo por la puerta nominada “oeste”. Pues el hecho de que estas se inicien fuera del amplio “hall” de entrada al mercado, permitiria que se diera la inercia, en este caso el impulso, la curiosida , el deseo que les pueda llevar a su interior, y de paso convertir al visitante en posible cliente, pues no.
Al que se le ocurrió la historia de este cuento, no contó para nada en la posibilidad de crear lo que se llama vinculo, entre un espacio la azotea, y el capricho al llaman mercado, lugar laberíntico y desordenado, lleno de un bosque de obstáculos en su viario, con unas puertas de dislate que llenan de confusión a los clientes buscando una salida natural inexistente, y que para lamentarlo se esta encontrando a si mismo, pues antes que tarde, no tardará hasta llegar a ser lo que se espera de un lugar tan anticomercial, que basta con comprobar el destartalado diseño, que le pergeñaron.
Pues eso, nada del posible acercamiento, nada que pueda tener algo positivo en lugar que distribuya tanto a los que quieren visitar el mercado con su ruina, las ruinas y la azotea, el mercado y la entrada tanto a la rampa de duro desnivel, como a los ascensores del P-4. Es evidente que la modernidad impuso la rampa inversa.
Hubiera sido lo lógico, pero la observación determina que para subir por la rampa hay que salir justo hasta el corner S-O, con lo cual en lugar de atraer al publico se expulsa, y cuando descienden son arrojados al exterior, por lo que difícilmente vuelven para entrar en la desierta zona, donde mas de la mitad de los puestos se encuentran cerrados, con lo que su imagen resulta deprimente, y luego está que ni por esa se le va el olor.
Anotando la cantidad de cosas que se podían haber hecho cuando menos algo mejor, posiblemente hasta bien, hace que, como son tantas, cuando lleguen las necesarias modificaciones lo mismo ya ni hacen faltan. Ni las fotovoltaicas, ni la ventilación, puerta, si, aunque sea para aguantar hasta la regeneración económica que se anuncia, para no se sabe cuando.
Sevilla a 30 de Julio de 2011
Francisco Rodriguez Estevez

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