sábado, 9 de julio de 2011

Frio, calido

Cosa de brujas

El enorme frigorífico de una sola pieza en ángulo tiene cristales curvos que reflejan, en la luz solar, las fachadas de los edificios en los salchichones. El enorme frigorífico con forma de ele, cabe lo mucho, cabe, lo poco.
El enorme frigorífico tiene por motor una unidad central compartida por todos los usuarios, y distribuido bajas las finas chapas dos evaporadores en un circuito de cobre que transportan en frío que es absorbido por unos pequeños ventiladores de aspas contrarias, que los impulsa de nuevo al circuito que se ha creado para que salga aire enfriado por encima de la fuente de taquitos de jamón, manteniendo la temperatura marcada tanto en el chopped, como los torrezno de papada ibérica.
Llevaba demasiado tiempo advirtiendo que el frío del fuet, nada tenia que ver con el que se apreciaba en el bacón, por suerte donde se muestra la carne blanca de ternera holandesa con certificado de origen y trazabilidad hasta de la leche que mamó en su corta existencia, y pasaje de avión de Low coast, y por supuesto con el que mantiene a la sobrasada mallorquina hecha en Jabugo, era distinto del que disfrutaba la ternera suprema gallega, natural de Lugo, de Novafrigsa de toda la vida, grupo Coren, la mayor familia de Galicia Calidade, en el sector ganadero.
Carne mimada, dice su gerente el Sr. Requeijo. Carne por descubrir, todo un pecado.
El enorme frigorífico de una sola pieza en ángulo, de un solo motor, y compartido, de cristales cóncavos, y con un lastimoso acero oxidable, aun tiene capacidad para mantener a la temperatura ambiente las cajas de cartón y las latas vacías que sirven para poder rellenar tanta superficie que, a modo de decoración, junto con un enorme cerdo de barro que durante muchos años fuera alcancía de mi casa, donde mi madre guardaba lo que sacudiendo los pantalones de mi padre se encontraba en el suelo, y servia cada año, abriéndole la panza, como en una ritual matanza, donde se encontraba la pitanza con la que llevar a oriente el dinero para los Magos.
En la enorme vitrina, donde el altus ibérico se muestra cuarenta meses después de su sacrificio, donde el valor de su tiempo alcanza cuatro vueltas, al que hicieron con pasta lebrijana, bermejo, que no blanco, y adquirido en los 60, un Lunes de Pentecostés, camino de vuelta, por el Acebuchal, y llego a casa, a la Encarnación, en brazos de mi madre, transportado en el maravilloso SEAT 1400, color turquesa matricula SE- 144400, al volante de mi padre, que por cierto durante muchos años fue chofer, antes que carnicero, de los ministros de Agricultura y Pesca, y tambien del de Sanidad, de su tiempo en los que dejo Sevilla, hasta que encontro en la Sierra de Sevilla una novicia, que por el Carbonal minero, le calo el camion lleno de dinamita para los barrenos. Un peligro a los 18 años..
El altus ibérico se cría en la sierra Norte de Sevilla, y este año ha vuelto a ganar por segunda vez consecutiva, el premio a la calidad del mejor jamón en el certamen anual que reúne a la flor y nata de los paladares mas delicados. Pronto me traerán el cartel que lo acredita.
La enorme vitrina tiene un frío ab libitum, es decir que funciona según y donde, y el técnico, que además, este para el ahorro energetico, tiene que venir desde Churriana de la Vega, provincia de Granada, pues resulta que no da con la tecla y desde hace muchos días tiene a la gran vitrina, termómetro en mano, ora en la boca, ora en el ano, midiendo la caprichosa temperatura que sale por la rejillas.
Cosa de Brujas, (con mayúsculas, por si acaso), visto que unas veces bien otras no tan bien, por fin se ha convencido de la sintomatología que venia advirtiendo sin credibilidad alguna, ¡Eso como puede ser! me decía, sin acritud, y ¡vamos, lo de su vitrina es que no lo entiendo!, como de buen rollito, intentando ver en los hados el desajuste, o en el ángel de mi suerte. Decidido, ordenó vaciar totalmente la enorme vitrina de una sola pieza en ángulo para descubrir el misterio del frío caprichoso, por suerte después de repasar la instalación completa, hasta llegar a la unidad motorizada compartida por todos los usuarios, detectó la causa del antojadizo y artificial clima que la refrigeración crea.
No era definitivamente, ni cosa de brujas, ni de los hados, ni del capricho, la cosa era tan sencilla que la válvula que regulaba aquello, pues parece que se atoró, y es que tenia menos calidad que la que por la gran capacidad de la enorme vitrina debería de haberse puesto, pero que es la que está contratada según proyecto y cumple las mínimas disposiciones establecidas, así que a cambiarla por otra idéntica, y no por otra diferente que aguantara mejor el tironee, es que las piezas de adaptación no las tienen pues habría que hacer una especial y estas viene de la fabrica, en China, especialmente listas para desenroscar y enroscar.
El frío ha llegado a la enorme vitrina y los salchichones ibéricos del altus dejaron de lagrimear, la fina caña de lomo ha apretado sus carnes que tal parece delizia do ver, y los chorizos de “La Joya”, verdaderas ídem.
El frío ahora se escapo de la gran cámara de formica y mantuvo una deliciosa temperatura propia de la Isla de Pascua, durante toda la mañana por espacio de más de ocho horas. En Churriana de la Vega el operario desconectó su móvil y no hay forma de bajar los 16º centígrados ideales para soñar en una noche de verano, haciendo el duetto de tiples. Por suerte y de forma inesperada, “cosa de Brujas (con mayúsculas, por si acaso), a la una y siete minutos el marcador exterior, como hacia el DARDO, informó de la bajada de un punto, tal como empezó lo de Lehmann Brothers, un punto menos a los diez minutos y así llegamos a alcanzar los famosos cero grados, cuando en la calle de este sábado de julio tenemos en Sevilla los 40, pero sueltos, con Ali, mirando la cueva. Ábrete Sésamo.
Sevilla a 9 de Julio de 2011
Francisco Rodríguez Estévez

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