viernes, 29 de julio de 2011

Para Diciembre

Sin esperanza

Era de libro que, una vez que aquello tuviera la apertura que le hicieron tener, los resultados que se dieran fueran tan desesperanzadores.
El desacertado principio comenzó bajo la lluvia de un día sin tregua, día de la Esperanza, en el que se le puso punto final a todo un tiempo, para que de seguida se dispusiera de una jornada de continuación, dominical y caprichosa, para llevar a cabo el numero inaugural, justo el día después.
Nadie en su sano juicio iniciaría algo pasada la Esperanza, salvo que fuera una imposición del doctor Sánchez, una prescripción analgésica para calmar tanto dolor de los pobrecitos placeros, sus mas predilectos pacientes, que por supuesto fue acatada y sumisamente aceptada por estos, como ya se dijo, sus mas fieles y silenciosos pacientes, sobre todo en la confianza de su mano curandera, sabiendo los efectos benefactores obtenidos por el tratamiento que en lo de la Encarnación se llevaba tomando a lo largo de los últimos años.
Ni un mal gesto en la amarga toma de una pócima de amanitas, que decían sanadora, tras la invasiva intervención. Una operación imposible y de altísimo riesgo para recuperar el pulso perdido por los años de padecimiento, en esa herida abierta, y que por el momento, tras ocho meses, nada parece que a lo de la Encarnación le haga salir de la UVI, y lo que es peor sin esperanza. Al menos, cambiaron al doctor.
Cuando llegue la Esperanza por primera vez, desde que salieron de la provisionalidad, la Encarnación, la plaza de la Encarnación, la plaza que da refugio a la mas romana de las centurias, incluso cuando la Esperanza por mor de la lluvia no llegara ni el día que se la espera, pues que me dirán que sucederá en este año aciago de crisis y de desesperaciones, pues que ese día de la Esperanza, la plaza y los placeros desesperanzados,con sus puestos cerrados, habrán cumplido el aniversario mas desesperanzado de toda su historia, desde la ocupación del solar en 1820, que en la huida del francés quedó expedito como resultado de las demoliciones sumarísimas llevadas a cabo.
Un año sin Esperanza en lo de la Encarnación, ya es seria conjetura de lo que viene sucediendo dentro del laberíntico mercado y sus deficiencias, tantas que vienen cerrando los puestos, incluso sin esperar que llegue ese día de la Esperanza en el que tantos tenían sus esperanzas depositadas.
Sevilla a 29 de Julio de 2011
Francisco Rodríguez Estévez

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