martes, 5 de julio de 2011

Saber, sabor

Sabe

Acaso para darle el toque de distinción, el saber popular emplea un característico sabor rancio, que se dice ahora, y es fácil saber que cuando el que sabe dice aquello de quien espera lo mucho ,espera lo poco, que unos cuantos meses mas, después de treintetanto años, no supone nada, nada menos que nos está diciendo “hasta luego Lucas”.
Es el saber, y para saber descifrar de forma holística esta Encarnación, como queriendo encontrar el sabor del jengibre en las Frankfurt, descubrir el de la alcaravea en la morcilla, e incluso detectar el delicado macis en las salchichas frescas, carnes transformadas, hay que recurrir a lenguajes de los signos……..políticos. Son como juegos de palabras que solo los muy duchos en abracadabrajes de las agrupaciones locales entienden.
Se sabe con certeza que mas madera, que hace falta mas madera, significa que no hay un duro, ahora euro, y si se repite dos veces, mas madera, mas madera, que suene casi como cachondeo, es que la cosa está “mu malita”, y me las piro, de pirómano que quema la madera en el tren de Marx, tranvía metro centro, o metropol sinergia del sector, que significa en el lenguaje esotérico que aquello va a ser algo del carajo.
Tienen estas fotos añejas que solo quedan el la memoria de los asistentes que las recuerden a falta de digitales, que no es señalar con el dedo, pero que tiene que ver con los dígitos, cuando en el estrado dos concejales dos se agachaban para levantar las setitas de alambre de la maqueta de la idea premiada, ¿saben que los ambos, sabían de mas que aquello no tenia buen sabor, o cuando menos, que ya olía cuando se fueron?
Otra instantánea para el archivo de la memoria elaborada con pinceladas, en un lienzo del mas barroco todavía, con escena de picaros, naturalmente, cuando sin que se moviera un solo músculo de la cara el concejal informa que se está probando un pegamento nuevo, inventado especialmente para esta obra imposible y única en el mundo. (Ahora todos sabemos que hasta en el desierto han puesto setas).
El saber no ocupa lugar, lo que pasa que el lugar lo ocupan estos que saben todo lo que saben y no dicen nada pues, como decía mas madera, mas madera, se deduce que la cosita esta “mu malita”, y lo que convienen es quedar bien colocado, y si no, pues que abran una puerta de entrada, que siempre aquello cuando menos tendrá una salida.
Otra cosa es que la puerta no sea automática, si es que la ponen en lo de la Encarnacion, y que los olores del retrete si no le instalan el shunt como que nunca se podrán escapar ni como ratas de alcantarillas, y permanecerán allí para siempre dando ese toque en la nariz, que incluso llega al paladar. Cuestión de sabor, o de saber.
Sevilla a 5 de Julio de 2011
Francisco Rodríguez Estévez

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