lunes, 11 de julio de 2011

Rezos en la clausura

Pedid, y se os concederá

Nada menos que es el mismismo San Mateos, el que deja escrito esto que me lo ha recordado, a tenor de las circunstancias, la superiora de la Orden.
A nada que vino a visitarme, quien abandono la vida para consagrarse a la oración, como una cortesía, pues mira por donde, me tiene como benefactor, aprovechando las pocas veces que se le permite abandonar el ejercicio venturoso de sus votos.
Ni que decir tiene que estos detalles tiene un gran significado y siempre es causa de alegría, pues a nada de saludarnos y ver el lugar exclamo, a pesar de sus años, ¡Aquí, hace falta una puerta!
Era evidente que no hace falta estar en el mundo, pues incluso por quien lo abandona, acaso por el especial cariño que me demuestran visitándome, advirtió que lo de la puerta era algo imprescindible, algo tan evidente y tan notorio que justo a partir de hoy en la Congregación, se llevarían rezos en los que se pedirían para que se me concediera mi justo deseo, abrir allí una puerta ,y para ablandar el corazón del que teniendo en su mano la empresa, rectifique en conciencia, y pueda salvar su alma por la que también rezan.
Aun no he tenido ocasión de pedir la puerta, por más que llevo desde el principio en ello, al menos en la forma que deben de pedirse las cosas, al menos estas cosas. Hasta la fecha cierto es que solo me he limitado a poner carteles reivindicativos, para delicia de los turistas y forasteros, que tomándolos como una anécdota en la visita se dedican a capturar con sus móviles y cámaras, instantáneas de los distintos textos, que con mas o menos ocurrencia, y algunos hasta con cierta gracia, a tenor de las risas de los transeúntes. Hasta la prensa tuvo el detalle de sacar en la galería grafica, uno de ellos en pagina acerca de lo de la Encarnación.
Una foto en la que podía verse uno de los textos en un cartel pegado tras el cristal. No era de los mas acertados, pero después de tantos como he colocado el ingenio se va agotando.
El que permanece en la actualidad, y que retiro cada día para que no lo destruyan, según se sabe, por nadie, y sin que ninguna superior orden tenga dicho que se cometa semejante acto. Vete a saber.
Pues el actual tiene por texto “LES CUESTA RECONOCER QUE SE OLVIDARON DE PONER AQUÍ UNA PUERTA”
Como comprenderán no vamos a desistir en el empeño, mas por la sencilla razón de que es una puerta inexistente que todos buscan para entrar, y no la encuentran, y también por que seria la salida natural que todos quieren encontrar para salir del laberinto de las calles del tortuoso mercado. ¡Ah!, ¿pero esta, usted aquí?, es una frase que después de siete meses aun tengo que escuchar, por la extraña ubicación del puesto asignado, justo en el apéndice, fuera del circuito que de forma natural se emplea en su recorrido.
Hoy la cosa ha ido mejor, la religiosa me ha dicho que va a pedir la puerta, esa que tendré que pedir a la dirección de la Concesionaria, en cuanto me conceda la cita que llevo varios meses demandando, mientras tanto, no me queda que seguir escribiendo que dejar sin la puerta de entrada a la travesía central es un olvido, que hay que poner justamente allí, donde les indico, una automática, ya que tiene que se obligatoriamente especial para minusválidos, continuar poniendo carteles pegados para colección de los viandantes y risas de cuantos pasan, y hasta lo mismo monto una mesa para la recogida de inutiles firmas, pero sobre todo tengo que confiar en que San Mateos escuche los rezos de quienes desde hoy están pidiendo para mi una puerta, y que menos, que cumpliendo su palabra, la conceda.
Sevilla a 11 de Julio de 2011
Francisco Rodriguez Estevez

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