jueves, 28 de julio de 2011

La nariz no engaña (El tercer sentido)

El olor

Cuando se pregunta si Sevilla se definiera con un color entre amarillo albero, azul Purísima, y verde esperanza, aun quedarían fuera de la carta cromática el marrón estameña, el naranja amarga, el negro silencio, el magenta de las fachadas, el blanco de cal, y el morado, siempre el morado, y el rojo ingles, tan sevillano, y el azul pavo de los anocheceres, y los rosas de los cielos del Poniente en el ocaso. Con cual se define el color especial de esta Sevilla multicolor como una serpiente de verano, y monocolor en el consistorio.
El churretoso de las verdidoradas losetillas de pizarra, el sucio granito de grises varios de las fuente hemorroides, el beige setas de modernidad, el rojo de vergüenza de Santa Catalina, el cian de zócalos perdidos, el amarillento de los parterres sin riego, incluso el verdín muralla, y el de marca de orines que se puede advertir en cualquier rincón.
Cierto es que no se puede dejar atrás el dorado de la Pilsen que fue Cruz de Sevilla, luego Guiness como los record, y ahora es si cabe mas cosmopolita, mas autentica, pues el lúpulo empleado proviene de cruzar el estrecho, y le da un toque de alegría especialmente si te ponen un concha de chochos por delante.
Al igual que los colores, los olores también pueden hacernos ver por el sentido del olfato, que suele ser más rápido que la vista, y como todos sabemos llega a detectar antes lo que viene, y lo que llega.
El olor a azahar marca la Primavera en sus calles, el frankincienso de Omán detecta el bareto kofrade, el inconfundible de las mariscadas de Flandes, el de las garapiñadas, el del adobo por Velazquez, y aquel entrañable de palomitas cordobesas que salían de la moderna maquina del orobar, frente al 0.95, y el olor a bodega de Morales al entrar en el Arenal, el de anis en el Punto de Osario, y a sardinas asadas por calle Betis,a Anfora Oro, en Carretera Carmona.
Pero un olor nuevo ha llegado, por distinto, por desconocido, es tan raro que no se sabria definir, el ecribidor dijo que era algo así como a Garum pasado de fechas, mas parece entre Dinamarca y banco de iglesia, pero está entre colada por el bajante a la calle, y el que desprende la Maruca vieja, en definitiva, que es de tal intensidad que te impregna desde el pelo a la ropa a nada penetres en el mercado amarillo, que no asiatico, y aunque dicen que tiene un origen desconocido,lo cierto es que es archisabido que todo el se fabrica entre la falta de aireación adecuada, y la concentración de muchos olores, a lo que se les une la deficiencias encontradas en el desnivel de los desagues que se quedo sin porcentajes adecuados y aquello no corre,y se estanca las aguas sucias por lo que no es de recibo que los saneamientos, en un claro modernismos se hayan queddo sin cubrir, tal como pueden verse que el sistema empleado es igual al existante en las ruinas de Pompeya, o sea que el escribidor no iba mal encaminado, y es que está visto que no hay nada como tener una buena nariz para ver bien esta ciudad.
Sevilla a 28 de Julio de 2011
Francisco Rodríguez

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