martes, 12 de julio de 2011

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La intemerata

Va teniendo lo de la puerta un cariz que para comprenderle todo consiste en intender, en atender y si acaso poner buena voluntad.
La puerta imposible no puede ser imposible para los que hacenloimposiblepuntocom, ni es materia que venga de nuevo pues solo es, entendiendo las cosas como son, que en un momento indeterminado, no se sabe quien, ni se sabe cuando, ni se sabe como, y hasta es posible que el susodicho ya ni siquiera este en la actualidad en la nomina, pues se le ocurrió llevar a cabo un modificado en lo de la Encarnación, uno mas de los cientos que se llevaron a cabo, y una vez que en la sinuosa calle de Levante, calle cubierta, calle oscura ( hoy felizmente alumbrada, que no parida), se le realizaron cuatro puertas sin que nadie pueda encontrar los criterios para que fueran distribuidas a lo largo del pasadizo, de peor manera imposible.
Cuatro puertas, de doble hoja que se colocaron juntas de dos en dos, ¿Abrase visto cosa mas absurda?, como si fueran medias hojas, pues solo abre la mitad para que pueda realizarse la entrada y la salida por el mismo lugar. Efectivamente eso quiere decir que de las cuatro puertas, ocho hojas, solo pueden activarse cuatro hojas con pestillos desde el exterior. No es lo que se dice moderno, pero tampoco pusieron fotovoltaicas.
A lo que vamos pues a este “técnico anónimo”, nada menos que se ocurrió suprimir una puerta, justo en la fachada Oeste, donde en los `planos aparece, entre las dos columnas, justo al iniciar el pasillo, a la izquierda, allí exactamente estaba claramente dibujada la puerta, una puerta que permitiría al publico tener la opción mas fácil para entrar por el “apéndice” hasta el punto del viario mas estrecho, que soslaya lo que el Reglamento tenia dispuesto.
Ha pasado el tiempo, y es el uso de lo cotidiano comprobar cuantas personas buscan la lógica en una puerta inexistente, no entre las columnas como tenia que haberse instalado, tan erróneamente como las que aleatoriamente se dispusieron de dos en dos, pero ocurre que cada día son muchas las personas que entran en la barreduela de cristal, donde acaso vuelva Ceres a la Encarnación, para caer en la cuenta de que la puerta no existe, tantas como cuando buscan la salida no encuentran la puerta que de forma natural debería estar donde no se encuentra.
Esta puerta, puerta intemerata, puerta inmaculada y sin mancha original de sospechas, es la puerta olvidada, la puerta que activaría toda la travesía central, pues, su apertura, con automatismo para facilitar la entrada a personas con discapacidad motriz es, además de obligatoria, pura lógica.
Acaso la temeridad sea tan solo una puerta, y escudándose en otros argumentos donde dicen quehacenloimposiblepuntocom, tiene perdida toda la razón, y si es imposible, razón de mas para hacerlapuertaimposible.org.
Sevilla a 12 de Julio de 2011
Francisco Rodríguez Estévez

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