martes, 22 de enero de 2008

Y aun falta la sentencia

Del ayer, hasta hoy

Solo cuando se rebasó los cuarenta se puede tener memoria de aquello. Y aunque no inspirara la historia interminable, por increíble que pueda parecer, esta es una historia increíble y de momento inacabada.
Para los que no conocieron ni la plaza, ni lo acontecido, en este largo periodo en que permaneció no más como un solar, un increíble solar en pleno centro de la ciudad, del que todos sentíamos una vergüenza contenida, de comentario al paso, viéndole años tras años, y de vergüenza ajena, de barra de bar, por la actitud de cuantos políticos sentaron, poco mas del final de la espalda, en los asientos de plenos, no dejará de ser algo pretérito, y no pueden imaginar que hubo en todo aquello.
Muchas intenciones se tuvieron, pero sin ganas, de resolver una situación, a la que llenaron de complicaciones, de espurios intereses, en lugar de aplicar la lógica de un sentido común, a nada que se buscara en los motivos de una expropiación realizada por un régimen autoritario que había finalizado.
Una larga cadena de proyectos, algunos con firma de altos emolumentos, vinieron a engrosar un expediente del que pocas noticias existen. Resultaba raro que todos priorizaban que la plaza de abastos estuviera en dos plantas, cuando menos en los sótanos, pero no crean que esto les importaba a los callados, temerosos, y obedientes vendedores del mercado, cuando la suya era salir. Salir de una provisionalidad, para volver a su mercado recuperado, ignorando, se diría que intencionadamente, que suerte le esperaba, mal en los sótanos, tal como una fracasada galería alimentaría de las que ya se tenían ejemplos, peor en dos plantas, con idénticos antecedentes.
En otro punto vital en todos los estudios, era sin duda, dotarle de un gran aparcamiento rotatorio.
Con estas llegamos a tiempo reciente, cuando la alianza, bastón por metro, que como sabéis no es una medida fiable.
Había llegado el momento de sacar del cajón del olvido a la Encarnación, que después de de lo del Olímpico, se convirtió en baza de un juego de cartas, julepe en pareja, tute subastado, en la que no cabía el renuncio.
Y así empezó lo de la rampa a ninguna parte del gran aparcamiento, la primera piedra, sin proyecto, y proyecto sin arquitecto, excavación sin metodología, tala de acacias, adjudicación de obras, colocación de la placa armada a 24 metros de profundidad en todo su perímetro, nombramiento del arquitecto, proyecto sotano, cambio de arqueólogos, se pierde la madrassa, aparece la fuente de cerámica (todos a la foto), aparece la famosa frase de “esto no hay quien lo pare”, la del mimo, y la de emblematico, y va, y se para, Encarnación de parones. Hasta tres veces el aprobado el proyecto del aparcamiento, con el modificado de mercado en superficie, lleno de escalinatas y laminas de agua, para mandarlo al garete. Y no passsssssa ná.
Ciento cincuenta pilotes desubican al pasado, antes que las impresionantes zapatas, de hormigón armado se encarguen del resto.
Llega el concurso, un concurso de ideas a nivel mundial, no se sabe cuantas universidades fueron informadas, pero por algún motivo su participación resultó escasa. Las bases, extrañas en su lectura, peor en su ambigua comprensión, aparece la primera mutilación de vendedores, se fija en cincuenta y cinco, se lee claramente 18 carnicerías, se aprueba el proyecto mas osado y no el más respetuoso, por un jurado de prestigio tan internacional que ni conocían de visita el lugar, cuando en lo publico la osadía no es virtud, ni puede prevalecer, mas si es en detrimento de un casco histórico protegido, luz verde en patrimonio, es desenterrada la Gorgona Medusa, la Consejera visita el yacimiento y los placeros aleccionados, la increpan, con lo de las cuatro piedras, se realiza el peinado eléctrico, aun se conserva la basílica paleocristiana con todo lo que le pasa por lo alto, por suerte que aparece el perdido Peri-C7, se modifican las alineaciones medievales, no se concluye la excavación arqueológica, se retira del in situ, todo lo que se ha podido salvar, se convoca nuevo concurso de adjudicatario de obra, se ignora la cuantificación del trabajo realizado a pesar de que pp. e iu, reclamaron un seguimiento del gasto, cosa que no gustó a los placeros que acudieron en manifestación guiada, se construyen una cimentación calificad de agresiva, se pone la primera cubiertas de unas umbrelas, y el tiempo dice, que el material era inadecuado.
Y aun nos falta lo de los locales, la desafectacion del edificio municipal, el botellodromo azotea, el planetarium, la estación del metro que se iba a iniciar hace un mes, la parada del tranvía, el mercado dedalito, que incumple el reglamento municipal de mercados, las declaraciones de las Isabeles, lo de las columnitas, la demora, las penalizaciones, la provisionalidad, la fuente que estuvo a punto de desaparecer, las indemnizaciones, la reducción de puestos, los treinta y seis años, la explotación del adjudicatario, los ignotos costos de mantenimiento, el retrato del hombre romano de la Encarnación, lo de la encarnadura, el pacto, y la Alameda ¡Ay Alameda!, y así cuento hasta noventa capítulos mas de esta historia para no dormir, en esta ciudad de los sueños.
Francisco Rodríguez Estévez
22 de Enero de 2008

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