lunes, 7 de enero de 2008

treinta meses pasaron

Mi callada mariana
Cuando no se tiene conocimiento de un asunto lo sensato es preguntar. Cuando se sabe, es aconsejable no decir nada. Mi callada mariana da sobradas muestras del saber que atesoró con los años.
Cuando no se tienen respuestas lo sensato es exigirlas al saber.
Cuando se sabe que no las tienen, para que molestar. Mi callada mariana tiene toda la vida para lamentarse.
En la aplicación del sentido común, el encefalograma plano demostrado en la historia de la Encarnación, merecería un cum laude.
Es evidente que la escasez neuronal, debió causar estragos para que, en todo ese largo periodo de vacío, no encontrara ninguna ocurrencia valida y que se tuviera que recurrir a una foránea, cara y caprichosa que, para su realización, buscando poner fin a una situación insostenible, en especial el acomodo definitivo a los mas de noventa placeros del mercado, damnificados sine die, acabará por crear nuevos problemas. Problemas a los propios placeros, cuyo número es superior al proyectado. Problemas al tráfico, que no ordena los posibles lugares de aparcamiento. Problemas de movilidad puesto que, en el último reformado, hasta la fecha, las estaciones previstas para los dos metros ni tan siquiera aparecen. Problemas con el comercio de la zona, deseoso de que lo que fue llamado locomotora de sinergia, el mercado de abastos, revitalizará el mortecino existente, y que este
aparezca ahora mutilado, incapaz de tirar de si mismo, y para colmo de su sino, acompañado de nuevos locales comerciales en sus muñones. Problemas con los vecinos, pues la plaza botellodromo, dejara a muchos sin sueño. Problemas de limpieza, de mantenimiento, Problema social, de la indigencia mendicante que busque el refugio del relente en la epatante cubierta.
Merece especial atención en esta, noble y leal ciudad, cuya ansiada sinergia, por utópica, no la puede dar por si solo, tan esperpéntico mercado, pero si el turismo, que el asunto de los valiosos hallazgos de Hispalis, por su importancia, fueran, en su totalidad, puestos en valor de inmediato, a no ser que, lo que se pretenda, en un tuya mía de administraciones, sea que tome el camino de otros ejemplos y la estrategia fuera la del famoso candado, en la puerta de la Historia.
La inversión para ello, además de no estar contemplada al día de hoy, pasa a un plano secundario, donde la máxima atención son los parasoles, setas, champiñones, espárragos, tornados, phaloides, o vete a saber lo que saldrá, y para lo que sirven, fuera aparte el desorbitado costo.
Cuando la ocurrencia tuvo el carácter de idea seleccionada, se pudo comprobar,( al menos el jurado debió de advertirlo), que aparecía como solución para aparcamiento, un rebaje alrededor de todo el perímetro de la plaza. Idea descabellada pero aplaudida, tal vez por su osadía, así me pareció oír en la traducción. No cabe duda de que sería técnicamente realizable, económicamente prohibida y materialmente imposible, a tenor de su desaparición en el último, de momento, de los reformados realizados.
Lo mismo sucede con la prevista estación del metro subterráneo,( el otro más reciente, es invento nuevo), del aquel que toma nombre el lema concursal que apellida las sombras, pues en este último, el de nuevo trazado superficial, tampoco aparece. Ambas estaciones, siguen en paradero desconocido.
La rara estrategia de realizar este proyecto por trocitos, este si, ahora este no, cuando menos, resulta sospechoso que se pueda acabar algún día en su integridad, y no se quede empantanado, en algunas de sus etapáticas fases.
Desde, el de las dos plantas, al de la bajada sinuosa, del mercado cueva al dedalitos, todo parece indicar lo difícil que debe resultar proyectar un mercado como Dios manda.
De este, dijo el alemán, que su reducción era una imposición de la Gerencia, segregar una zona comercial y disminuir el numero de puestos, le creo firmemente. No me cabe duda de que her Mayer nunca hubiera pensado en realizar un mercado dedalitos tan ridiculo, ni tratar tan mezquinamente a este que, en las bases de la encarnadura, estaba llamado a ser mercado, plaza, puerta, puerto, estación y aeropuerto, (y dicen que soy críptico) y cuando menos, el mismo lo califica de catedral, y otros de sanmameses. Me hubiera conformado en que hubiese pensado en el mercado central de esta ciudad. Pero una vez más aparecen los locales financiadores, cuando estos puntos de apoyo comercial, preferiblemete de servicios, quedaría perfectamente integrados dentro del propio recinto.
Se mantiene el botellodromo. Nuevo concepto de plaza pública elevada, en la que queda convertida la ondulada azotea del mercado-dedalito para solaz recreo de la juventud. Plaza de las que se denominan duras, selénica y llena de lucernario, ideales para concentraciones, manifestaciones, mítines y esparcimiento juvenil, tal como está concebida por el berlines.
Desacierto total en esta invicta y heroica, que aguantará la mala idea, made in germany, aunque algo debería de escucharse al respecto, que no fueran halagos, desde medio ambiente, vía publica, limpieza, e incluso algún vecino, sobre esta creación.
Lo de la cubierta se lo dejo, a quienes tienen la obligación de velar, por su sueldo, de que se cumplan las normas, disposiciones y leyes escritas, y las no escritas, de uso y costumbre, y me limitare a decir que además de cara en su construcción y mantenimiento, el adorno tan solo da, si acaso, sombra, y para eso lo mejor de toda la vida son los árboles de hoja caduca, ya que cuando llega el frío invierno también se agradece, por estas latitudes, el tibio calor del Sol.
Francisco Rodríguez Estévez
-Sevilla 23-6-05

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