martes, 1 de enero de 2008

Año chino (aun por llegar)

Rata, y a esta ¿quien la mata?

Comienza para casi todo el mundo este nuevo del ocho, del tercer milenio, que para los chinos no llegará hasta Febrero, en pleno carnaval, y será por lo menos el cuatro mil y pico de una cuenta que empezaron a llamar como animales y que coincidirá este, con el del primero. La rata.
La costumbre de los sobres rojos llenos de dinero, llamaran a las puertas, a las buenas puertas, para que se abran hospitalarias y ofrezcan buenos augurios, en una fiesta que acaba con la fiesta, fin de fiesta, que llaman de primavera, el día de los faroles.
La rata, alimenta a los gatos. Rata de campo, rata de alcantarilla, rata cuartelera, rata de laboratorio, rata transmisora de la peste, rata de Amelin, rata de granero, rata de almacén. Ratas del mundo, ratas adoradas en los templos hindúes, rata de cuentos, rata de los silos, para todas, (aquí no vale todos), serán las participes de lo que acontezca.
Sin duda el ingenio llevará al Falla, esta china circunstancia. El tipo rata.
El ocho, tendrá cumplida la cuarentena, para cuando esto suceda, y el carnaval se mezclará con los mítines, y los sobres de los vaticinios, con la hospitalidad de una fiesta, donde hermanos y hermanas en fraternales encuentros decidirán en quinarios, los meritos para portar los faroles de cruz, en una fiesta de primavera de terciopelo y de ruan, de emociones contenidas y de sacrificio, pues la de los farolillos chinos, rojos de toda la vida, este ocho llegará con las clasificaciones, a ser posible europeas, y cuando menos sin sustos. Vivir es sufrir.
Para ese tiempo, en lo de la Encarnación, solo por medidas de seguridad, posiblemente no se tenga colocada la clave de ese pórtico micologico, y aun existe dudas de que la estación para el metro se tenga definidas, y por lo tanto las ratas de jardín, que ahora hibernan en las raíces de los castaños, les quedará tiempo de amamantar a sus crías sin sobresaltos.
Peor será en este año rata, lo del metro-centro, al que llaman tranvía, para que este llegue a la Encarnación, como a una tierra prometida, pues será de temer que cuando lo haga, en lugar de plaza de abastos, los usuarios encuentre algo por definir, y a esta rata, ¿quien la mata?
Los nuevos hallazgo de Hispalis que se descubran para realizar la prevista estación del metro, del que circulará por los estratos del pasado, e incluso mas abajo, con seguridad quedaran a salvo, tal vez por que sonó la flauta, pero hasta las ratas tiemblan, nada más de pensarlo.
Francisco Rodríguez Estévez
1 de Enero de 2008

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