martes, 8 de enero de 2008

Cuando nazca el Sol

En el pesebre

Pasado los Reyes, me llegó la tarjeta. Un mapamundi de políglota felicitación. En su interior, una ilustración a plumilla y color de formas extrañas, sugiriendo la nueva encarnadura de un inhóspito lugar donde el vacío colmata al vacío, en una noche que alumbra el plenilunio envuelto en tinieblas. En esta Encarnación, nacida entre animales y dormida en el pesebre, puede intuirse todo lo que no puede verse, ni tan siquiera en sueños, por eso seguirá siendo siempre un misterio.
Acaso sea, algunas de las rayitas del ángulo izquierdo, la firma del creador, en caso contrario, el apócrifo intento es fruto de anónima autoría.
Basta ver aquello, que mal que bien parece una base sideral, en algún lugar remoto del Cosmo, para darse cuenta como el metro oculto llega a la prevista estación (que en la panorámica no sale) lleno de viajeros, dispuestos a recorrer las peatonalizadas calles de esta ciudad de las personas.
Quizás, donde el garabato hace unas líneas paralelas, indique el lugar destinado a la parada del metro-tren (al que llaman tranvía) del futuro, y lo negro de la derecha, tal como se mira, tiene que ser la entrada al “antiquarium”, con salida a rampa, que tampoco sale.
Cabe imaginar, que los locales, quedaran en el lado oculto, y que el oculto mercado (antes emblematico), se encontrará tras la maraña negra de trazos indefinidos.
Seguramente, que escondido en la breña del montículo de marrones, tiene que estar el restaurante con terraza al viento fresco, y tal vez los espacios blancos, puedan interpretarse en la litografía, como puntos lumínicos de una bóveda celeste a la que nadie quiere asumir su paternidad, como todo misterio.
Bajo la sombra de una luz de Luna envuelta por los cercos de nubes, en presagio de tormenta, el dibujo deja en penumbra la azotea-botellodromo, y aunque en retorcidos escorzos los fustes, erectos como vergas, en increíble equilibrio sostiene las umbrelas de este noctívago cimborrio, conjunto sombrío e insostenible con la escasa luz solar que le proyecta la debilidad del selénico espejo, punto central de la obra. Pero a nada que el amanecer de Osario, de cada día, llegue con los primeros autobuses, si se mantienen las paradas y traiga junto a los viajeros de siempre, los rayos de un Sol de Oriente, como magos, para que las celulas fotovoltaicas llenen los generadores ocultos en esta perspectiva desde abajo, para “QUE TODO ESTE PROYECTO BRILLE CON LUZ PROPIA, Y LA FELICIDAD LE ACOMPAÑE SIEMPRE”.
Una leyenda hermosa, que no firma nadie, con la que Urbanismo nos obsequia en este año ocho de madeja, de vaticinio, de pronósticos, de sostenibilidad, de metro, y ya veremos que pasa cuando San Bonifacio llegue.
Francisco Rodríguez Estévez
8 de Enero de 2008 (8-1-8)

1 comentario:

..NaNy.. dijo...

pues que brille y que la felicidad sea para todos