A falta de ventas, los lunes viene siendo un día en el que
espero siempre que suceda algo. Por lo general siempre ocurre alguna que otras
cosa dentro del laberinto, lo cual puede ser motivado también por la ausencia
de los mercaderes, que acaso prefieran estar en otro lugar. Ellos se lo
pierden, manque ganen.
No es divertido permanecer tras el cristal de la pared tantas
horas en un lugar por el que el público ni aparece, no es divertido colocar las
mercancías para que estas se hagan invisibles, o cuando menos aparezcan en lo
alto de los árboles, o se ven por las azoteas, o en los balcones. Pero nadie
hace nada por evitarlo.
No es divertido soportar los olores de una deficiente instalación
de un lugar nuevo y municipal donde se
expenden artículos perecederos, ni los que desprenden los husillos mal realizado,
menos no disponer de aireación suficiente, y quien dice si el termostato de la
refrigeración no se encuentra operativo, y el aire tibio no es algo que se
apetezca.
En la ocupación manual para desocupar la mente del
pensamiento que obliga tantos pagos,y tan pocos ingresos, pensaba escribir
sobre la multa a un ciclista de 6 años de edad, pero mira por donde llegó un amigo
al que hacia mucho tiempo no veía, acompañado por una de sus hijas, de las
mayores, y que por el ultimo desamor se
encuentra exiliado en una dorada playa de Almería. Una historia de película.
Sexagenario, joven, de varios matrimonios, siendo experto
en vivencias de pareja, no es ninguna tontería tener en su haber de padre,
hijas legítimas de varias encamadas, pero apena verle como lastimosamente lame las heridas que le infringió su última mujer
cuando le dijo hasta aquí.
Ha vuelto ocasionalmente de su destierro a esta tierra, Prócula Julia, aun siendo, como
sus primeras hijas, nacido en el arrabal de los halconeros,
Le ha traído un asunto especial y algo más serio que el desamor
y el desarraigo, ha vuelto para someterse a las valoraciones que le exige
puntualmente el cáncer que le toco en suerte, como el amor que le exilia, pero
que pudo ser peor que ese amor que le está matando al caliente Sol de la bajamar de tanto pensar.
De verbo fácil, seductor y mañoso experto en las artes
amatorias, podía esperarse que en las doradas playas de Bayyana de nuevo
apareciera la seducción para un nuevo amor, pero era de esperar que la pequeña
Julia le causara estos estragos que no le favorecen a su quebradiza salud.
Como nunca estuvo en este mercado, me dijo que me quedaba
corto en cuanto a lo que decía de este mamarracho, y que efectivamente era un
laberinto pues le costó varias vueltas para dar con el sitio donde me
encontraba, y en cuanto a la puerta me dio un consejo, “no pienses que estos
sean capaz de rectificar pues se han propuesto hacer bueno a los anteriores”.
Como comprenderán no se lo tengo en cuenta, dado lo delicado
que está, pero ¿Por qué me diría tal cosa? Acaba de venir una pareja asiática
preguntando por Paco Rodríguez. I, am.
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