jueves, 13 de junio de 2013

jueves, 13 de junio de 2013



La prensa


Mañana es el día previsto para filmar las escenas de una película del emergente cine andaluz, cuya localización permitirá mostrar a cuantos la visionen donde tenemos la carnicería.

Tengo entendido que esta sufrirá algunos cambios, pura tramoya, por cuanto carece de trastienda reglamentaria, y lo mas seguro sea que hagan un falseado para que esta instalación de servicios propios y elementales, que no apareció ni en los planos, y que eludió, por la vista gorda, reglamento y normas, en el cine, donde todo es mentira, dispondrá de una hermosa trastienda, lugar reservado de la inquina vista, donde, y siempre según el guión, se tiene que poner toda la carne sobre la mesa.
Tiene el cine muchas puntadas en su elaboración y todas deben de quedar resueltas antes de poner el motor en marcha, por ello, hoy estuvieron dos de los jóvenes que se ocuparan de que todo salga perfecto.
Al tiempo, y no es la primera vez que me ocurre, llegaron tres futuros periodistas. Les trajo el realizar un trabajo final de carrera y eligieron el tema de lo de la Encarnación, siempre misterio, y por aquello de que venían pegados, no daban crédito a toda la información que, como parecer particular, les facilitaba llenando la cinta de la grabadora, y que evidentemente tendrán que valorar, desgranar, y cotejar tantos datos ofrecidos, para poder llevar a cabo su publicación con nota, tirando de hemerotecas, como buenos futuros informadores.

En el cine se puede inventar de todo, en la información nada. Los tres jóvenes pudieron comprobar como la puerta inexistente es buscada de continuo por el público, y no se explican como que no la abren. Y yo.

Por suerte no me preguntaron por la laberíntica distribución, ni por el galimatico diseño, ni los criterios de la colocación de las puertas. Tenían suficiente con comprobar por ellos mismos al menos una docena de errores de bulto, sin dar un solo paso de donde se encontraban.

Todo parece indicar que anteriormente habían preguntado a varios comerciantes del mercado municipal y todos coincidieronen decir, al igual que la concesionaria, que aquello era un mal negocio al que los gastos, y la ausencia de público les auguraban unfuturo sin posibilidades. Tarde, siempre tarde.
Han quedado satisfecho con las palabras recogidas, y me han prometido que me enviaran una copia del trabajo,( de estudiantes de periodismo seria el primero), pero lo que de verdad me gustaría es que cogieran la cámara y filmaran todo lo que en palabras es inexplicable, y que aunque el cine es una cosa, el documental no se puede prestar a engaños, tal como si se tratara de una puerta inexistente.

Sevilla a 13 de Junio de 2013

Francisco Rodriguez ERstevez

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