viernes, 14 de junio de 2013


El cine

 

La verdad es que no tenía claro que clase de documental me dijeron que iban a grabar. Acaso pensé que como la filmación a realizar en la carnicería pudiera servirme para un anuncio en alguna televisión local, no me detuve a preguntar nada, y altruistamente por mi cariño hacia la gente que hace cine en nuestra ciudad tuve a bien prestar esta que regento, como localización.

Los problemas empezaron a surgir, cuando el equipo de filmación, según mis cálculos no más de cinco personas, empezó a llegar. Creo que ahí empecé a preocuparme, a nada ver llegar los coches y furgonetas con todo tipo de artilugios del rodaje, y con ellos un total de veinticuatro personas contando los actores.

Algo comencé a sentir, que me hacia temer lo peor, no seria nada nuevo para mi en esta nueva Encarnación, en la que poco hay escrito para saber  de lo permisible y lo permitido.

La verdad es que para realizar un documental, con localización en una carnicería, aunque este formara parte de una filmación cinematográfica de mayor metraje, solo cabía que bastara con mi buen parecer, pero, no al no conocer que pudiera existir  una regulación de uso del espacio individual, no así del colectivo, que para tal motivo se tendría que obtener una autorización municipal al efecto, según me dice cuando se empieza a desplegar la logística cinematográfica,  el jefe de mantenimiento, y que por lo tanto, al carecer de esta, no le queda otra que prohibir que la grabación se lleve a efecto.

Con tantas personas pendiente de iniciar una jornada de trabajo, se intenta de encontrar un resquicio para no perder el día y el sueldo. Se entabla conversación por parte de los responsables, quedando al margen, y en evitación de cualquier polémica, que por motivos de discrepancia pudieran surgir,  y por los resultados no tengo mas que reconocer que puedo darle toda la razón en este caso al jefe de mantenimiento, y además agradecerle en nombre propio y de todo el cine andaluz que a duras penas logran sacar adelante sus películas, que hiciera todas las gestiones para que nos permitiera llevar a cabo la grabación del documento que especialmente sobre la carnicería tenían previsto.

Fueron unos momentos de gran tensión, que acaso esta vez el Jefe de mantenimiento tuvo la templanza de obrar con cautela y sabiduría, quedando todo, una vez cumplimentado los formalismo de una petición, listos para rodar. Silencio, se rueda.

Agradezco a los trabajadores que realizan la labor de limpieza diaria la colaboración que han prestado, ralentizando su arduo trabajo, para que otros tantos trabajadores, los del cine, electricistas, sonido, maquillaje, producción, cámaras ayudantes, combo, conductores, tramoyistas, vestuario, dirección, fotógrafos, y auxiliares pudieran en el día de hoy, día de cine, ganarse el sueldo.

Siento que se prohibiera filmar la escena final de improvisada creación que hubiera recogido las faenas de limpieza, que como detalle se pensó que a ellos les hubiera gustado, pero la autorización solo hacia referencia para filmar la carnicería.

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