sábado, 18 de junio de 2011

Se queda, o no se queda

Vino nuevo

No todos. Se fueron muchos y algunos se quedaron, pero cuando vino el nuevo nadie repara en que el mamarracho se queda, cuando se va.
Vino nuevo, y se fue seminuevo, casi a estrenar, pero ahora quien, tras su marcha, cuando aun resuena los aplausos del Salón Colon, con los placeros luciendo carteras negras. Quien, cuando aun se mantiene en la retina, la imagen del Rey, que vino para hacerse cercano, tal como uno de los nuestros, y poner fin a unas setas indigestadas por el veneno, y tomando el botellín por el gañote, cruzcampo en mano, celebrar en la provisionalidad el final de los placeros, y estos, rebosantes de felicidad evidentemente se quedan, cuando se va.
El tercer hombre no vino a quedarse, sabia que se tendría que ir, y como vino se va, casi inmaculado y cuando se va tan pancho el mamarracho, se queda.
Es un juego. El primer hombre estaba preparado para empresas mayores pero le pusieron a cancerbero vigilante de sus pasos,justo al lado, para que la gloria fuera su averno. Pero como es listo un día coge su horóscopo chino de rata y se va, como vino, casi sin alcohol, con el que limpiar la ponzoña de las heridas de su propio sacrificio, cuando, voluntariamente aceptada, tomó el vino, y cambio el rito tridentino para coger las de Villadiego y se fue con su estrella para encontrar su sideral destino en el eter, cuando se olio que lo de los hogos tenia tufo, y que aquello no era tufu. El segundo hombre, siempre segundo tenia madera, mas madera, pero tenia hándicap, mas que mirador vino para observar y no precisamente ballenas de Miches, ni elefantes de la “reserva”, en lo de la Encarnación,¡que cruz! se le hizo la luz y vio, además de que faltaba madera, entendió que seguir seria cuando menos un cáliz, y a la primera oportunidad el delfín pegó el salto, tan alto que parecía pez vela, y el alumbramiento del sucesor quedo apagado, mas madera, cuando la caldera mas ardía. Vino el tercer hombre, el único que nunca ambicionó ser mas de lo que le proponían, era el sucesor perfecto del elenco deactores para presentarle como el heredero de la III dinastía, vino amargo para el Rey, que a tenor de los tragos debía de parecerle dulce vino, tragar tanto para no alcanzar nada, bueno nada, nada, tampoco, cuando se va el mamarracho se queda. Y ahora que hacemos con la Encarnación.
Vino nuevo, puerta nueva. Vino nuevo, y aun no vino la escultura. Vino, y solo acaba de llegar el nuevo, pero el mamarracho se queda, vamos que si se queda, como que ya no hay quien, salvo el tiempo, que lo quite, para mayor indignación.
Sevilla a 18 de Junio de 2011
Francisco Rodríguez

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