sábado, 4 de junio de 2011

Cuentas, para tener en cuenta

El auditor

Trabajo le espera a quien se meta en esto, para que aclare si aquellas cuentas fueron correctas. En lo de la Encarnación se piden dos auditorias, dos, e incluso una tercera, la política, y hasta una cuarta (por las penalizaciones).
Ya les bastaría a los sumisos placeros las que pudieran aclarar las del llamado mercado, para entender como la partida de cuatrocientos mil, alcanzara los cuatro millones para el equipamiento. Equipamiento, según pidieron los placeros y tuvo a bien conceder el Alcalde. Otra cosa es lo que hay.
Costar cuesta, seguro que cuesta entenderlo, pero cuesta, mas de lo que parece que aquello pudiera costar, al cambio, la friolera de diecisiete millones de pesetas por cada puesto.
Cabe suponer que las auditorias explicarían muchas cosas. ¿La altura de los mostradores? Cierto es que aquello da en la nariz, y no solo por lo que huele, que las calidades desprenden cuando menos la sospecha del desacierto. ¿Las pendientes de los desagües?
El suelo de granito poroso, oscuro y desconfigurado, hace parecer que posiblemente estuviera adquirido en un saldo de cantera. Las dudas crecen cuando se aprecia que las lamparas empleadas para la iluminación son insuficientes en su interior, y apenas logra alcanzar el punto necesario para que aquello pueda verse tras los cristales.
Ahora que las inspectoras aparecen por el Mercado de Triana, para hacer cumplir la ordenanza, el auditor buscará en la inspeccion de la responsabilidad de quien en lo de la Encarnación olvidó el Reglamento.
Nunca llegará a saberse a quien se le ocurrió hacer los mostradores frigorificos en una sola pieza, cuando lo facil hubiera sido realizarlo por módulos, tan solo por facilitar la limpieza, y por el ahorro energético, por cuanto se activarían los motores a conveniencia, y no todos forzosamente, aunque no fueran necesarios.
La demora, esa que dio tiempo para que el proyecto imposible, pudieran llevarse en la medida de lo posible a realizar, es decir de Junio del 2007, a Abril de 2011, CUARENTA Y SIETE MESES, parece que será algo que nunca se explique, pero para inexplicable nada como el silencio de los placeros. ¿Y las fotovoltaicas, no son obligatorias?
El auditor cabe esperar que no mire con lupa la generosa aportación que se dispuso para que los placeros de la Encarnación no tuvieran que soportar todo los beneficios que la concesionaria había calculado, el detalle de la subvención, como un gesto, un compromiso personal, por tanto silencio, nadie sabe como se puede solucionar.
Lo de la Encarnación ya tiene dos puestos cerrados, no serán los únicos, ni los últimos, los gastos mal calculados por aquello que les hacían las cuentas a los placeros que no hacían cuenta, ni echaban cuenta, han hecho de aquel lugar un laberinto sin salida, y con números rojos para toda la vida.
El auditor no sabe como valorar los treinta y ocho años, el auditor por el momento tiene que explicar todo lo sucedido pero por el momento nadie sabe como, ni donde, ni cuanto llegará a esclarecer, al auditor le pasa como a los placeros que saben que para enterarse algo de todo aquello le llevará su tiempo. El resto de las auditorias, ni se sabe.
Sevilla a 4 de Junio de 2011
Francisco Rodriguez Estevez

No hay comentarios: