sábado, 11 de junio de 2011

Abrir, para poder entrar, ¡esa puerta!

Puerta para abrir

La propaganda viene poniendo número superior al que alcanza los visitantes de lo de la Encarnación, es lógico. A fuerza de aumentar las cifras, estas acabaran, como toda propaganda, por resultar ciertas.
Por el momento lo cierto es que, aparte de los indignados, durante la semana, pocas personas transitan por el lado oeste del polietapico proyecto. La desértica calle no deja duda de que sin autobuses el peatón no llega a este solitario lugar ni para disfrutar de la modernidad de la cubierta de madera, y observar como los trabajadores va repasando los defectos que aparecen en los listones del conglomerado.
Por suerte los fines de semana aparecen más visitantes, y la azotea, convertida en la plaza de mayor indignación, es un lugar de obligado cumplimiento en las que todos quieren capturar con sus cámaras la insólita imagen de la epatante cubierta que en el escorzo aparece en el visor.
Desde el principio, desde cuando retiraron la fachada de madera que pusieron para la inauguración del laberíntico mercado, era patente que en la travesía central habían olvidado colocar una puerta.
Cierto es que en el espacio circular que en la salida del cuarto de basuras, estaba previsto la colocación de una fuente bulto, esas que aun no funcionan, y que se planteo ante la imposibilidad de realizarla, cambiarla por un parterre. Pero la idea de que se pudiera recuperar la diosa Ceres resolvía el problema que aquel pequeño receptáculo causaba.
Pero la consecuencia del olvido de la puerta solo trajo la reclamación reiterada de la misma, como un elemento favorecedor del un lugar que por su distribución acaba mareando a los visitantes tratando de encontrar tanto la puerta inexistente, como una salida lógica. Allí el cartel avisa. “Lo siento mucho, pero se olvidaron de poner aquí una puerta”, y este mensaje se ha convertido en el objetivo de todos lo visitantes. Puede decirse que todos tratan de fotografiarse junto al cartel, para llevarse con una enorme sonrisa el recuerdo de algo que hace gracia teniendo las principales características de una tragedia económica. “Aquí falta una puerta” (a ser posible automática).
Como se pueden imaginar, como la puerta es a todas luces algo de gran importancia, que nadie espere que sea algo facil de lograr.
Sevilla a 11 de Junio de 2011
Francisco Rodríguez

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