viernes, 17 de junio de 2011

Comenzamos de nuevo

El cambio tranquilo

Como siempre por sus obras los conoceréis, eso, si, siempre tarde. Nunca, aunque lo intuyas, cuando tienen en la bocamanga el prurito de ilustrísima que le añade el dedo, la lista, o el partido, y por algún tiempo, creyéndose alguien, se quedan convertido en eso que no puedes decirle, ni nada de nada de lo que te apetece decirle a la cara, pues seria considerado delito, aunque sean sobradamente merecedores.
Siempre hay que esperar demasiado tiempo, se diría tanto como hasta que esto se les acaba, es lo que hay pues nunca en los años que llevamos en esto, en los que ya se tarde mas o tarde menos siempre aparece el mamarracho, y en lugar de crear una preocupación, la preocupación no es su aparición, lo que preocupa es que generalmente nadie dice nada.
Suele pasar demasiadas veces, y nunca `pasa nada, pasa misi pasa misá, pasan y pasan y vuelven a pasar, y el caso es que cuando se va el mamarracho, se queda. El mamarracho siempre se queda.
En lo de la Encarnación el tercer hombre hizo lo imposible para que lo que de siempre era imposible, como ya aseveró el primero, y constató el segundo, pudiera hacerlo posible al menos para darle el gusto a quien le dio rango de ilustrísima, al irse el mamarracho, se queda, y por mas que se haya ido, ya nunca más volverá a tener el titulo macabeo del mosqueo.
Nunca se hubiera recepcionado las deficientes instalaciones del mamarracho, si las distintas ilustrísimas responsables de las correspondientes Delegaciones hubieran cuando menos consciente cada una de ellas de la complicidad del mamarracho sabiendo que cuando se va el mamarracho, se queda.
El mojón de lo de la Encarnación, recepcionado por Urbanismo, aun mantiene cuadrillas de operarios salvando deficiencias, y en el mercado amarillo donde las mínimas calidades, los errores en las mediciones, la falta de ventilación, la configuración sin estudio en el recorrido comercial, lo aleatorio de las puertas, el olvido de los desagües, las cámaras sin herrajes, los puntos lumínicos de escasos, deficientes, la porosidad del oscuro suelo, la altura de los mostradores, y un reglamento que no permite las calles de diseño, llevan a aceptarse en Consumo para la inminente inauguración del probado mamarracho que se queda, por el mamarracho. Se fue la delegada, se fue, se fue.
En lo de la Encarnación el mirador incumple con las medidas obligatorias para la accesibilidad de las personas discapacitadas, en el recorrido, existen tramos ascendentes de escalones que hacen que les sea imposible. En lo de la Encarnación la epatante cubierta de inutilizado puente, el llamado P-6, intencionadamente incumple la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, y en la parte superior, allí arriba en todo o alto donde los edificios sostenible acostumbran a poner los paneles fotovoltaicos para capturar la energía solar, no se tiene la menor idea de su obligatoriedad, y eso que incluso existe el departamento municipal para el control, y las recomendaciones no solo de Obama, si no del mismísimo Zapatero.
Cuando se va el mamarracho, se queda. La Encarnación será como un mortificante silicio, que ahora llaman piercing, una moda que como todo mamarracho cuando se va, se queda. Es lo que siempre pasa. Como siempre hay que esperar para saber que nos deparará el próximo mamarracho, además de la deuda, que como siempre también se queda.
Sevilla a17 de Junio de 2011
Francisco Rodriguez

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