domingo, 26 de junio de 2011

Los subarrendatarios en su mundo

El cristal de la puerta

Tiene lo de la Encarnación en su mercado municipal, que no es municipal, que como todos sabemos este pertenece a la constructora-concesionaria-adjudicataria al igual que el resto del polietapico y multidisciplinar conjunto, pues eso, que tiene en lo que llaman plaza de abastos una puerta inexistente. ¿Qué no se lo creen? Es la puerta que todas las personas buscan para entrar y la que no encuentran para salir.
Son las cosas que suceden cuando no se ha tenido en cuenta para nada cual seria la circulación óptima en el interior de la gran superficie, circunstancia de la que existen muchos estudios que solo bastaba consultar, al menos, antes de hacer esto en que la Encarnación se convierte en un laberinto para la, cada vez más escasa, clientela.
Evidentemente no parece ni la administración ni la posesión tienen el minimo interes de de que aquello funcione, los placeros parece que tampoco hacen nada, los que van bien, por que van bien y los demás, por no señalarse, mantienen el tipo en la base de algun crédito, y en los mejores de los casos aun a costa de las reservas que les queda. Es tiempo de crisis, es tiempo de aguantar, nadie sabe, mejor que un placero, como se puede aguantar las crisis.
El caso es que bastaría con la realización de la puerta inexistente para que la travesía central seguro que generaría un transito mayor de clientes, lo cual seria algo bueno para todos los vendedores y un alivio para los clientes aburridos de dar vueltas para encontrar una salida natural que no existe.
Estas actuación, algo tan sencillo como abrir una puerta, en lo de la Encarnación es un mundo, algo tan elemental que en cualquier gran superficie basta con la observación llevada a cabo por alguien con responsabilidad comercial, para que de inmediato modifique el recorrido de los cliente en evitación de las terribles zonas muertas. Nada peor para una superficie comercial que queden espacios por los que el publico no transita, ese es el principio de su propio final.
Claro está que no solo la puerta inexistente, por mucho que sea algo necesario, puede solucionar lo que urge, y de que manera en esta Encarnación que parece al pairo y sin timon, ya que se trata de lo mas importante, y es ¿que hacer para que el publico nos elija como la mejor opción de compra?, y ahí hay que pararse y pensar detenidamente en todos esos detalles que ajenos y propios, municipales, y del concesionario, y que por el momento ya van para siete meses y, salvo la protesta de barra, (de bar), nadie se ha propuesto a analizar nada, lo que evidencia que en esto del mercado amarillo, de altos mostradores, de tantas prohibiciones, de oscuro suelo poroso, de oscuridad interior, de fachadas de cristal por las que los reflejos molestan a los ojos, de falta de aireación, donde se concentran los olores naturales, con los de las pendientes contrarias de los imbornales, donde el chorro de aire caliente de la sinuosa calle la convierte en un paseo desagradable, y así, hasta llegar al cristal, al cristal de una puerta inexistente, que como no importa, para que contar.
Sevilla a 26 de Junio de 2011
Francisco Rodríguez

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