martes, 12 de noviembre de 2013


Urbanismo transforma el mirador del Parasol en un espacio lucrativo
Diciembre de 2004

El estilizado aspecto inicial de la estructura artificial cambia para poder acoger negocios de restauración que permitan financiar una parte del proyecto




CARLOS MÁRMOL
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El Parasol de la futura plaza de la Encarnación ha mutado. Se ha hecho menos esbelto y más pesado. Ahora es como una especie de gran bóveda artificial, aunque no precisamente de estilo gótico. El estudio del arquitecto berlinés Jürgen H. Mayer, responsable de la remodelación de este estratégico enclave del centro de Sevilla desde que en el mes de junio ganó el concurso internacional de ideas convocado por la Gerencia de Urbanismo, ha optado por rebajar parcialmente la altura de la gigantesca estructura con forma de seta que coronará el solar del antiguo mercado para cumplir con los requisitos de la ley de patrimonio y, al tiempo, poder introducir en su proyecto definitivo nuevas zonas lucrativas que permitan financiar, en parte, su construcción.
El resultado de ambas decisiones ha sido la transformación de la esbelta estructura original que da nombre al proyecto en una especie de cubierta construida más sólida y con puntos de apoyo –los cinco pilares diseñados en los bocetos originales– mucho más anchos y gruesos, al tener éstos que funcionar como accesos para los nuevos usos interiores que se autorizarán dentro del Parasol y como nudos de comunicación vertical de toda la estructura. En ellos se instalarán las escaleras y los ascensores que permitirán comunicar la calle con los tres niveles del proyecto: el yacimiento arqueológico, el nuevo mercado de abastos, la plaza elevada y la propia estructura a modo de cubierta.

El Parasol se ha hecho, por tanto, más chato y pesado. Menos liviano de lo que sugerían las imágenes virtuales con las que el estudio de J.H. Mayer ganó en su momento el concurso de ideas. Si entonces el icono del Parasol, que centró el debate en relación al proyecto, se presentaba como una especie de ligera corona artificial en la que únicamente se pensaba hacer un mirador elevado para contemplar el centro de Sevilla, ahora se ha convertido en una especie de planta hueca –precisamente en su piso superior– en la que ya se ha dado luz verde a la construcción de un café, un gran restaurante y todos los servicios necesarios para que este nivel del Parasol pueda funcionar como una zona privada de restauración. Como un espacio lucrativo y panorámico, en definitiva. No será además el único que se instale en la nueva Encarnación: el equipo de Mayer ha decidido multiplicar este tipo de negocios –aunque a una escala algo menor– por toda la plaza de la Encarnación, de forma que estos negocios particulares permitan obtener ingresos económicos extraordinarios –vía concesión administrativa– para poder financiar la remodelación.

Estos bares compartirán la mitad del espacio de la planta baja del proyecto con el mercado de abastos, cuyas funciones se concentrarán en el flanco Oeste de la plaza. Estas zonas lucrativas ocuparán así todo el flanco Este, si bien tendrán un diseño autónomo –no irán en una pieza arquitectónica única, sino en varias, probablemente de planta redonda– que impedirá que la visión de conjunto de la Encarnación reste metros cuadrados libres o de paso a los ciudadanos que paseen por la plaza. Los responsables municipales han conseguido que el proyecto inicial, de filosofía cartesiana –basada en las líneas rectas–, adopte una forma algo más sinuosa con objeto de disimular estos nuevos usos lucrativos y permitir el paso peatonal entre la plaza actualmente existente junto a Puente y Pellón y la calle Regina.

El resto del proyecto sigue las líneas generales ya conocidas. El yacimiento subterráneo cobijará los restos arqueológicos y la gran plaza elevada –a cinco metros de altura– se mantiene más o menos igual. Lo que sí cambia es todo el sistema de accesos. El equipo de Mayer ha optado por un dar forma de atrio a la plaza elevada, a la que se accederá a través de tres grandes escalinatas principales: una situada en la esquina de la calle Laraña y el propio solar; otra junto al mercado provisional de abastos, junto al café Alcázares; y una tercera –no prevista en los diseños iniciales– situada junto al puesto de flores ubicado junto a la calle José Gestoso. Estos tres accesos tendrán el mismo diseño y su función será potenciar la condición de espacio público cambiante que se promete para la plaza multifuncional, sobre la que se apoya todo el programa de actividades culturales que, en teoría, tendrá que acoger la nueva Encarnación. La prometida peatonalización de la zona, sin embargo, aún continúa sin resolver.

K kieren decir¿??¿

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