Ciudad de gracia
A pesar de que lo de la Encarnación , pura
broma, siendo asunto con origen caprichoso, que no original, pues no deja de
ser aun en el silencio de esta callada ciudad de la gracia, algo tan serio, que
más parece cachondeo. “Metropol-Parasol”
Nada mas saber que en la Universidad de Sevilla
hay una cátedra metropol-parasol, la cosa puede resultar desternillante, a menos,
claro está, que te lo tomes a broma, del griego, ya que con las cosas de comer no se juega.
Que sea el tercer concejal de los tiempos del doctor, el último
de los llegados, para que este resistiera los envites de las setas, nada sorprende pues, que siendo
fiel edecán entonces, ahora, este forme parte
responsable en la cátedra, que como las setas, nacen en los micelios, y se hace
imprescindible buscar en los sustratos, incluso debajo de tierra. Que malita está la cosa.
Será pues muy difícil que se imparta una master class, in
situ, que sería lo propio, a menos que por aula se tenga lugar en el mirador de vistas socializadas, sitio al
que el berlines puso de nombre “nube”, como “nube roja”, por aquello de los
indios y los jefes, y ahora le dicen “estomago” pero en griego, que no es boca,
pues como sabéis es estoma, y es en el gastro donde cae la broma, es decir el
alimento. ¡Estos griegos!
Siendo la cosa como es de torticera, por injusta, me propongo inútilmente divertirme, a partir de ahora, con eso de ver como
cada día un ingente numero de personas de esta ciudad de personas, y personas
de otras ciudades, de otras capitales, de otras naciones, e incluso de esta
capital de naciones que así dijo el doctor, como buscan una puerta inexistente. ¿Y que puede significar eliminar una puerta por modificación y recorte en el disparatado gasto, una vez que el metrópol-parasol nos
puso de nuevo en el mapa.? Puerta, puerto, plaza, mercado, estación, y aeropuerto.
Al parecer por la comida del arquitecto, léase broma, nos dejó en la vanguardia de los aplausos este mojón, léase hito, para que cada día, en el trampantojo de la barreduela caprichosa, siga el publico buscando una puerta para poder entrar en la modernidad, y una vez dentro, poder salir del laberinto. Pero no hay manera.
Al parecer por la comida del arquitecto, léase broma, nos dejó en la vanguardia de los aplausos este mojón, léase hito, para que cada día, en el trampantojo de la barreduela caprichosa, siga el publico buscando una puerta para poder entrar en la modernidad, y una vez dentro, poder salir del laberinto. Pero no hay manera.
No es bueno reírse de las personas, pero cuando estamos a
punto de celebrar el tercer aniversario de la llegada al mercado amarillo del
reservorio de placeros que soportaron los treinta y sietes años de
provisionalidad, sin descuentos por la aplicación doctrinales del mimo, ni por el
desgaste de las maderas metálicas que causaron tres años mas de espera por la seguridad equivocada, ni por
aquello de la guasa del edil ¡mas madera
¡, ¡mas madera!, a modo Marx, como Groucho gritaba a sus hermanos para que el
tren,( tal como esta Encarnación sin metro, convertida en sinergia de bares, otrora zona
saturada del decadente sector) que llaman “Metropol-Parasol”, ni por que el tercero con su propias manos atornillara el ultimo tablón para la foto, hazaña sin precedente para que se convirtiera imprescindible a
quien fuera, en los discursos de las maletas negras, calificado por el doctor, como hombre clave, sin el que no hubiera
sido posible acabar este proyecto imposible, locomotora del comercio, y otras tonterías,
nada menos que en responsable de la cátedra, ¿pero, con todo esto, como me podría reír de quienes
buscan una puerta? ¡Pero, como!
La verdad es que no
se como, pero seguro que ni en la cátedra, ni en la concesionaria, ni en la administración
le importa nada, ni el publico, ni el
mercado municipalizado (que así hay que llamar a aquello), ni mucho menos creo
que puedan sentir la mas minima preocupación si falta una puerta, aunque solo
fuera por cumplir la Ley
de Accesibilidad. Ustedes dirán si la cosa es seria, con tantas risas.
Sevilla a 29 de noviembre de 2013
Francisco Rodríguez Estévez
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