martes, 12 de noviembre de 2013


Metropol Parasol
12 de Noviembre de 2004



"Sevilla volverá a estar en el mapa"

Jürgen H. Mayer. Arquitecto. Autor del proyecto 'Metropol Parasol'.

CARLOS MÁRMOL
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Desayuno con Jürgen. Prisas. La entrevista se desarrolla en un hotel del centro de Sevilla a las ocho de la mañana. En inglés. El arquitecto berlinés resulta ser muy accesible –al contrario que otros ilustres colegas de profesión, enamorados de un divismo casi inexplicable– pero inflexible: apenas concede al cronista 30 minutos para discutir sobre su proyecto. El tiempo es oro. Y él tiene la agenda llena: en apenas dos días tendrá que hacer frente a un alud de reuniones, encuentros de trabajo y llamadas telefónicas. El hacedor intelectual de la nueva plaza de la Encarnación, cuyo diseño inicial ha despertado una enorme polémica en la ciudad, es resolutivo: guarda con celo las últimas imágenes virtuales de su singular obra –vedadas hasta que el Consistorio las acepte–, descarta supuestos cambios de nombre o de planteamiento en el desarrollo arquitectónico del proyecto y garantiza que los trabajos previos de construcción se iniciarán a principios de 2005. Probablemente en el mes de febrero. Mayer, cuyo equipo estudia estos días la luz natural del solar de la Encarnación para diseñar definitivamente el gigantesco Parasol –una especie de estructura translúcida de acero que cubrirá el mercado de abastos, el yacimiento arqueológico y la plaza pública elevada–, parece ajeno a las polémicas: resalta que todas las opiniones que ha oído sobre su propuesta son buenas –tanto en Sevilla como en Europa y Estados Unidos, donde el proyecto ha sido objeto de estudio en revistas especializadas–, dice no importarle demasiado el nombre final que la ciudadanía decida darle al icono –con forma de inmenso hongo– que caracteriza a su proyecto y, sin atisbo alguno de prepotencia, casi con humildad, señala que entre los principales retos de su trabajo está intentar volver a situar a Sevilla en el mapa internacional de la arquitectura. Un mundo marcado más por la forma y el impacto visual que por el fondo de las cosas.
-¿En qué fase de desarrollo está ahora su proyecto?

-En estos momentos los trabajos están discurriendo muy bien. Estamos cruzando opiniones con los arqueólogos y otros expertos para clarificar del todo el tema de la cimentación. Recibimos mucha participación de su parte y nos están dando sus ideas. El trabajo se desarrolla bien, a un ritmo rápido. No hay problemas.

-¿Ha cambiado su proyecto desde el mes de junio, cuando ganó el concurso, hasta ahora?

-No. Nosotros lo seguimos considerando un Parasol con forma de seta. No es un tornado, ni un huracán, ni nada parecido. Pero en realidad en la ciudad pueden llamarlo como prefieran. El proyecto está abierto a todas las interpretaciones. No quiero que las referencias que suscite sean únicas. El nombre final puede cambiar de acuerdo con la interpretación que haga o quiera hacer la gente. Esta cuestión no es un problema para mí. Sucede en otras muchas partes. Por ejemplo, en Berlín hay muchos edificios y monumentos que tienen un nombre propio además del oficial; hay una iglesia de la Segunda Guerra Mundial a la que le llaman el diente o un centro de convenciones bautizado como la mujer embarazada. Cada ciudad pone sus propios nombres a su espacios, a su edificios.

-¿La estructura que coronará la plaza, el prinicipal símbolo del proyecto, no ha cambiado?

-La imagen es más o menos la misma. En realidad no estamos tocando gran cosa de la idea original. Pensamos únicamente en la forma de hacer el Parasol mucho más luminoso, abierto, translúcido, pero la estructura esencial es la misma. Digamos que lo estamos optimizando.

-¿Y qué es eso de optimizarlo?

-Trabajar en ver cómo se va a fabricar la estructura del proyecto y cómo se puede transportar y colocar en la Encarnación, porque en el centro de Sevilla las calles son estrechas. También desarrollamos su apariencia. Estamos siendo muy cuidadosos en relación al tema de la altura, que será algo menor de lo que se vio en junio, pero, en todo caso, deberá ser un poco superior a la de los edificios del entorno urbano para que el Parasol pueda hacer las funciones de un mirador, aunque siendo en todo momento respetuosos con la zona histórica para que el conjunto final mantenga una cierta armonía.

-¿Considera que el contraste de un proyecto contemporáneo como el suyo en un espacio histórico resulta positivo?

-En nuestro proyecto el tema de la altura puede balancearse. Equilibrarse. Pero el Parasol debería ser un poco más alto que el entorno porque si no no haría correctamente de atalaya, quedaría como aprisionado por los edificios. Constreñido. El Parasol necesita aire y luz. No lo veo como un mero edificio, sino como el icono de un importante espacio público lleno de sombra. Con luz natural. El Parasol, ya se ha dicho, es una referencia a los árboles que existen en la plaza de San Pedro. Un elemento visionario que simbolizará el espíritu de futuro de esta ciudad.

-Hay quien dice que su proyecto es 'ruidoso' en el sentido de acumular muchos usos en un mismo punto de la ciudad.

-No lo creo. La Encarnación podría incluso acoger muchos más usos. La arqueología es esencial en esto. Hace del lugar un sitio especial. Por eso está previsto hacer el museo y todo lo demás, incluso la plaza. Nuestra visión no es más que una forma de recoger las referencias históricas: el mercado y la plaza. No creo que haya problemas con los distintos usos porque el mercado funcionará con un horario limitado, de ocho de la mañana a tres de la tarde, y las actividades se sucederán en función de la hora del día que sea. La plaza será un lugar adecuado para gente joven, con potencialidades, dinámica. Habrá cafés, bares y más cosas. La gente podrá utilizarla, usarla, como estime conveniente.

-¿Se cumplirán los plazos?

-Bueno, eso depende mucho de cómo trabaje la ciudad (el Ayuntamiento) y de quién sea el constructor y todos esos detalles. Pero el proyecto estará listo para que pueda empezarse pronto.

-¿El año que viene?

-Probablemente antes.

-¿Costará finalmente los 30 millones de euros que se había dicho en junio?

-El presupuesto es el mismo que en su día se incluyó en el proyecto original. No ha cambiado. Somos muy cuidadosos con eso.


"Decidir si debe peatonalizar o no es una decisión de la ciudad"
Mayer aparenta no tener miedo de la fama de ciudad conservadora –tradicionalista en gustos y maneras– que suele acompañar a Sevilla. "Es extraño", cuenta, "nos han dicho que la ciudad es muy conservadora pero la gente con la que hemos hablado en ella, incluso los comerciantes, están entusiasmados con el proyecto. Fuera de Sevilla, otra gente, los profesionales, también se ha interesado por Metropol Parasol: nos han preguntado por él en otras partes del mundo. En la India, en revistas especializadas, en los Estados Unidos. En Alemania. Esencialmente creo que este proyecto ha despertado mucha atención y que para Sevilla este fenómeno es muy positivo". El arquitecto berlinés explica los que, en su opinión, serán los principales efectos de la transformación de la plaza de la Encarnación. "La ciudad puede estar presente gracias a él (al proyecto) en los circuitos internacionales. Creo que sinceramente la ciudad y el Ayuntamiento se enorgullecen de este proyecto. Realmente lo apoyan". Y concluye: "Sevilla volverá a estar en el mapa". Sobre uno de los aspectos que no resuelve su Parasol –el del tráfico en esta parte del centro histórico de la ciudad, al no apostar claramente por la peatonalización que el Consistorio prometió al redactar las bases del concurso de ideas, Mayer dice no sentirse demasiado preocupado. "Creo que el Metro va a llegar a esta zona de la ciudad. Nosotros estamos trabajando en fórmulas alternativas para que los autobuses accedan sin problemas, pero esto (peatonalizar más o menos) es una decisión que finalmente tiene que tomar la ciudad. No nos corresponde a nosotros hacerlo. Tenemos ideas distintas sobre los recorridos peatonales que podrían hacerse. Nuestra intención es que el mercado esté rodeado de espacios de tránsito. Pero sólo podemos hacer indicaciones. Trabajamos pues en un plan flexible para discutirlo con la ciudad. Pero no me importa, en todo caso; ésta es una cuestión que decidirá el Ayuntamiento. Puede haber autobuses, sólo taxis o circulación normal hasta que el Metro llegue".

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