Solomillo por las nubes
El caso es que depende del nublado, pues en ocasiones se
hace invisible, y en la vitrina llena de
cielos azules, no hay quien pueda ver al solomillo, ni al solo tuyo.
Algo que solo ocurre, allí en la desértica calle, donde falta la puerta. Este es fenómeno digno de admirarse, aunque siendo error en esta Encarnación de los horrores, mas seriamente parece una payasada acaso por el circense numero de hacer desaparecer delante de las mismas narices, a nada que te asomes a la vitrina, tanto a la ternera lechal, como a la chianina.
La rubia gallega al menos se deja ver, y solo muy de cerca se puede apreciar que por la terraza de la vecina del tercero se encuentra la pieza de Angus. No es que la carne estando por las nubes pueda parecer cara, pero seguro que en mi cara se puede ver el precio que pago por del disparate.
Algo que solo ocurre, allí en la desértica calle, donde falta la puerta. Este es fenómeno digno de admirarse, aunque siendo error en esta Encarnación de los horrores, mas seriamente parece una payasada acaso por el circense numero de hacer desaparecer delante de las mismas narices, a nada que te asomes a la vitrina, tanto a la ternera lechal, como a la chianina.
La rubia gallega al menos se deja ver, y solo muy de cerca se puede apreciar que por la terraza de la vecina del tercero se encuentra la pieza de Angus. No es que la carne estando por las nubes pueda parecer cara, pero seguro que en mi cara se puede ver el precio que pago por del disparate.
Los perniles de Aroche en el absurdo ángulo, difícilmente accesible
desde el interior, se muestran en los reflejos de la amarillez mortecina que se
cuela rebotada desde las fachadas. Los de la Sierra
Norte aguantan la verdocidad de un lamentable cromatismo que
la luz natural produce.
Al tercer año, el encargado de mantenimiento después de
mucho insistirle, y no habiendo tenido ninguna respuesta de sus superiores en
la responsabilidad, que ya sabemos que son dos las responsabilidades, y que estas a
su vez se subdividen en varias subresponsabilidades pues, por su cuenta en buen
hombre en su preocupación tardía, por supuesto de agradecer, como que esta
haciendo probaturas con disparatadas luces, e inventos eléctricos al objeto de
paliar esta situación tan desfavorecedora que me toco en suerte, y que solo
tiene una sola solución, abrir una puerta automática.
¡Pero como!, Ahí siguen las palabras, de quien le causó
asombro, algo que posiblemente haya borrado de su archivo de palabras, junto a
otras frases marca de la casa, “lo de la puerta es algo que tenemos que ver”, y
por el momento solo cuento con el mayor interés del encargado de mantenimiento con
el vano intento de colocar luces imposibles, pues hasta las mas potentes tienen
la batalla perdida con el Sol, y sin fotovoltaicas será imposible soportar la
factura.
La puerta, y por supuesto la aplicación de complementos que
puedan atenuar la claridad que el Sol nos envía cada día, y que aparte de alguna
nueva idea que surja, pasarían por ser cortinas
verticales, vinilos decorados con temas agroalimentarios, e incluso visillos de
arpillera como elemento de decoración y reciclaje.
Lo peor no es que el solomillo quede escondido en los cielos entre las nubes,
pues el arte de esconderse, se alinea con no dar la cara, que de siempre, con las malas ventas
va mejor la barata, y siendo consecuencia de la crisis lo mas seguro
es que resulte ser que la responsabilidad de lo mal hecho, no encuentra responsabilidad
que lo rectifique, y así jugamos al esconder, como el solomillo por las nubes, cara al Sol. Carne
cara.
Sevilla a 22 de Noviembre de 2013
Francisco Rodriguez Estevez
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