viernes, 22 de noviembre de 2013


Solomillo por las nubes

 

El caso es que depende del nublado, pues en ocasiones se hace invisible,  y en la vitrina llena de cielos azules, no hay quien pueda ver al solomillo, ni al solo tuyo.
Algo que solo ocurre, allí en la desértica calle, donde falta la puerta. Este es fenómeno digno de admirarse, aunque siendo error en esta Encarnación de los horrores, mas seriamente parece una payasada acaso por el circense numero de hacer desaparecer delante de las mismas narices, a nada que te asomes a la vitrina, tanto a la ternera lechal, como a la chianina.

La rubia gallega al menos se deja ver, y solo muy de cerca se puede apreciar que por la terraza de la vecina del tercero se encuentra la pieza de Angus. No es que la carne estando por las nubes pueda parecer cara, pero seguro que en mi cara se puede ver el precio que pago por del disparate.

Los perniles de Aroche en el absurdo ángulo, difícilmente accesible desde el interior, se muestran en los reflejos de la amarillez mortecina que se cuela rebotada desde las fachadas. Los de la Sierra Norte aguantan la verdocidad de un lamentable cromatismo que la luz natural produce.

Al tercer año, el encargado de mantenimiento después de mucho insistirle, y no habiendo tenido ninguna respuesta de sus superiores en la responsabilidad, que ya sabemos que son dos las responsabilidades, y que estas a su vez se subdividen en varias subresponsabilidades pues, por su cuenta en buen hombre en su preocupación tardía, por supuesto de agradecer, como que esta haciendo probaturas con disparatadas luces, e inventos eléctricos al objeto de paliar esta situación tan desfavorecedora que me toco en suerte, y que solo tiene una sola solución, abrir una puerta automática.

¡Pero como!, Ahí siguen las palabras, de quien le causó asombro, algo que posiblemente haya borrado de su archivo de palabras, junto a otras frases marca de la casa, “lo de la puerta es algo que tenemos que ver”, y por el momento solo cuento con el mayor interés del encargado de mantenimiento con el vano intento de colocar luces imposibles, pues hasta las mas potentes tienen la batalla perdida con el Sol, y sin fotovoltaicas será imposible soportar la factura.

La puerta, y por supuesto la aplicación de complementos que puedan atenuar la claridad que el Sol nos envía cada día, y que aparte de alguna nueva idea que surja,  pasarían por ser cortinas verticales, vinilos decorados con temas agroalimentarios, e incluso visillos de arpillera como elemento de decoración y reciclaje.

Lo peor no es que el solomillo quede escondido en los cielos entre las nubes, pues el arte de esconderse, se alinea con no dar la cara, que de siempre, con las malas ventas va mejor la barata, y siendo consecuencia de la crisis lo mas seguro es que resulte ser que la responsabilidad de lo mal hecho, no encuentra responsabilidad que lo rectifique, y así jugamos al esconder, como el solomillo por las nubes, cara al Sol. Carne cara.

Sevilla a 22 de Noviembre de 2013

Francisco Rodriguez Estevez

 

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