viernes, 12 de julio de 2013


In albis

 

Me quemaba la sangre, que me dejó helada el andalucismo, cuando después de veintiséis años de provisionalidad decidieron, mas como capricho que como solución, aquello del mercado-cueva.
Cinco años después, el concurso de ideas, vuelve a congelar todas mis arterias Que malo es el frio en el cuerpo cuando tienes que leer en un medio que “el mercado (el que dicen se va a construir en lo de la Encarnación) no tiene que ser epatante, si no que envejezca con dignidad”, son declaraciones posiblemente coactivas a la creatividad de un edificio que se anuncia como “El Emblemático”.
Malo es después de tanto tiempo no tener nada claro y  tener que volver a las andadas de la gran vía peatonal,  utópica en su mayor parte, desde calle Feria a Catedral, con la Encarnación como nudo de comunicaciones e intercambiador modal. ¿Nudo de qué?
 Otra perla para la antología de frases. Sumémosle  el “Cambio radical del centro del centro de la ciudad”. “Nueva encarnadura para la Encarnación”. “Encarnación de Sevilla”. Que calificativo puede merecer, nada menos que pensar hacer compatibles la musealización de la Hispalis encontrada con unos aparcamientos, cuando es posible que legalmente, con  las reservas del momento, tal cosa no  sea permitida, peor si en la secretaria del concurso, siempre según la prensa, dice, dejando caer inocentemente que “si alguno de los concursantes encuentra una idea, se realizara”. ¿Acaso se inducen las ideas a un fin preconcebido? Aparcamiento en la casa de los nudos, o era intercambiador.
¿Limitará la creatividad estas formulaciones gratuitas?
Se habla, se dice, se comenta el numero de tres mil visitas atendidas en la secretaría del concurso. Con este numero de participantes se antoja escaso el tiempo del que dispondrá el Jurado de prestigio internacional, para revisar y puntuar todos los trabajos, y seleccionar con criterio,  a los diez optantes al premio final, cuya identidad debe de hacerse pública a primeros de Mayo, a fin de que este disponga de tiempo suficiente, al menos tres meses, para realizar el proyecto de ejecución de obra, con el cual, las empresas constructoras, bien en concurso o invitadas, puedan efectuar sus ofertas y condiciones.
 Otros tres meses. Pongamos en Noviembre, ¿Diciembre? En definitiva, este 2004 neonato, mucho me temo, será llamado annus in albis, pues pasará también en blanco. De todas maneras avanzamos, pues si la aspirina no nos quita el dolor de cabeza, al menos actuará de anticoagulante.

Sevilla a 25 de Diciembre de 2003

Día de Navidad

Francisco Rodríguez Estévez

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