Cuando la piedra
Aquel día de calor y agenda apretada para la Delegada, a tiempo de foto, donde la carpa marbellí trajo
el catering, para delicia de los brindis placeros, y los cascos blancos de ordenanza, para que la UTE adjudicataria en principio, una vez colocado
el trípode con cadena, escondiera una caja, que resulto inservible por cuanto en
el lugar de su enterramiento acabó siendo la rampa de camiones.
Era un tiempo de olvidos y recuerdos, cuando coincidía con
los días en los que se estaba negociando el pacto de progreso, “Tu Alameda, yo Encarnación”,
para dejar fuera a quienes descubrieron ¡Ay, Macarena! El chocito.
Diez años mas tarde, y salvo que la caja de la piedra desapareció,
como los dimisionarios de aquel entonces, y que la madera encontró el
pegamento de laboratorio, será muy difícil que una vez sin responsabilidad los
irresponsables puedan encontrarse, aunque fuera como las cuatro piedras, hoy
antiquarium, formando parte de un memorable museo que a falta de piedra dolosa
en la que sentarles lo mismo sirve un banco de piedra de los que alguien se ha
empeñado en hacernos creer que son tan sevillanos, pues deben de estar
inspirados en la colonia que acabó con
la caída, según dicen en las propaganda de las fuentes bultos, que lo mismo
inauguran un día de estos.
Sevilla a 18 de Julio de 2013
Francisco Rodtiguez
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