jueves, 18 de julio de 2013


Cuando la piedra

 
Aunque con el calor que hacia llegó a olvidarse que antes fue lo de las cuatro piedras, ahora antiquarium. El caso es que ya  hace diez años, y en estos de los días señalaitos de la  fecha trianera me trae el recuerdo de la Guerra, y su famosa frase de "esto no hay quien lo pare", que junto con su socio de gobierno Ballestero, luego cónsul , acompañado de lictores del aplausos y su cohorte de seguidores llego indicando el lugar, plano en mano, para meterle.

 Aquel día de calor y agenda apretada para la Delegada, a tiempo de foto, donde la carpa marbellí trajo el catering, para delicia de los brindis placeros, y los cascos blancos de ordenanza, para que la UTE adjudicataria en principio, una vez colocado el trípode con cadena, escondiera una caja, que resulto inservible por cuanto en el lugar de su enterramiento acabó siendo la rampa de camiones.

Era un tiempo de olvidos y recuerdos, cuando coincidía con los días en los que se estaba negociando el pacto de progreso, “Tu Alameda, yo Encarnación”, para dejar fuera a quienes descubrieron ¡Ay, Macarena!  El chocito.

Diez años mas tarde, y salvo que la caja de la piedra desapareció, como los dimisionarios de aquel entonces, y que la madera encontró el pegamento de laboratorio, será muy difícil que una vez sin responsabilidad los irresponsables puedan encontrarse, aunque fuera como las cuatro piedras, hoy antiquarium, formando parte de un memorable museo que a falta de piedra dolosa en la que sentarles lo mismo sirve un banco de piedra de los que alguien se ha empeñado en hacernos creer que son tan sevillanos, pues deben de estar inspirados en la colonia que  acabó con la caída, según dicen en las propaganda de las fuentes bultos, que lo mismo inauguran un día de estos.

Sevilla a 18 de Julio de 2013

Francisco Rodtiguez

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