jueves, 11 de abril de 2013




Ooteca

Se supone que estas hijas de la germanica, tuvieron que llegar con las setas, de haber sido algo mas grande lo mismo serian grandes hijas de otro lugar, incluso mas hijas, pero no viene al caso.
La blata se ha dedicado a okupar el fenolico y no parece que pueda llegarle el desahucio. El caso es que en esto del humo lo de la Encarnacion con su micologia tuvo fumata blanca y llegaron las germanicas posiblemente con las maderas.¡Mas madera!
La oquedad en el sobre techo, y las rendijas que existe entre los amarillentos paneles propician el anidamiento, y la puestas para el deposito seguro de las ootecas, lo cual haran que las blatas,.las germanicas, las que llegaron desde Alemania, como que en el tiempo que llevan, empiencen a colonizar el multidisciplinar espacio, y lo mismo de nuevo invaden las megaceldas que forman las cuadriculas de los paneles de conglomerados que toman la fungiforma de la epatante cubierta que sombrea esa azotea, que quedará tambien invadida, y no solo cuando se okupa de eventos de todo tipo, para convertirla en la plaza de la mayor indigancion. Blata, blata, quien la mata.
La blata, en este Kafkiano caso de micologia con sentencia, no es de ningun modo un nuevo sueño del travestismo de Gregorio S.
Siendo Samsa un personaje construido en la ficcion terrorifica de su autor, aunque en la ciudad de las personas, como sabeis, estuvieron construyendo sueños, e incluso pesadillas de madera, acaso para que la ooteca, hija de la germanica blata, permita escribir otra metamorfosis mas kafkiana si cabe, como prospere la sentencia. Al final siempre humo, solo humo.

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