martes, 2 de abril de 2013



De pena

 Una larga carrera se merecía mejor premio. Es una pena que tantos años de estudios, y una competitiva prueba al final tuviera como objetivo, al deberse a los animales, convertirse en empleado municipal. Son los tiempos, de este modo, convertida en autoridad, por oposición, goza del beneficio del lápiz. Cuanto miedo causa un lápiz.

El vitelo que parece que pace no pace, permanece quieto estando libre de ataduras, y se deja acariciar por niños y mayores, no esta sujeto a nada, pues aunque no le puse trabas, no podría escapar del desierto que supone este viario, a menos que se le abra la puerta.

El animal vino procedente del Valle, a decir verdad, concretamente del Belem, donde siempre tuvo la paca de paja a su antojo. Le tengo allí gracias al mayordomo, y  por capricho, está en un lugar sin transito, pero ocurre que por aquello del lápiz en la mano me lo han proscrito, y sin mas norma que el antojo, tiene prohibida la estancia en ese solitario lugar. Me pregunto ¿a quien le estorba?

El ternerito no es de verdad, pero lo parece, es de fibra de vidrio, un juguete, una llamada de atención, un reclamo, y mira por donde la persona que al menos tiene autoridad, apenas la muestra y ha pensado, mira por donde, que no viene bien, en el laberinto del mercado de la Encarnación, este tipo de marketing, una animalada.

Evidentemente una cosa es el comercio y otra son los animales, por lo que después de tantos años de estudios y preparar una oposición para conseguir la plaza, no se alcanza a entender como puede hacerle esto a los chiquillos que cada día pasan para subirse a los lomos, y aunque los hay que tiene cierto reparo, incluso temor, pues lo infunde siendo de tamaño natural, tiene un gran realismo, lo que hace que los mas pequeños incluso lo llegan a besar. Las orejitas, los ojitos, el rabito.

Lo mismo (aunque carece de crotal) la deformación profesional, y los efectos táctiles del cedro le puede hacer creer, al ver los incipientes pitones, que sea hijo del minotauro, y pueda aparecer su padre.

Quien evita entonces, al mostrar su lápiz, que no piense se trata de un Zeus que pueda raptarla, a ser posible para siempre, y este sea el único motivo para convertirle por expreso deseo nada menos que guardián sobre el escalón, y como el can Cerbero custodie la barreduela de cristal, Tholos de Mamaria, para entronizar a Ceres en la Encarnación.

Ni que decir tiene lo que mas me divertía era escuchar a los abuelos, abuelas, tíos, tías, padres y madres, hacer el sonido de un mugido para llenar de veracidad el encuentro. ¿Cómo hace la vaquita? Muuuuuuu

Por segunda vez me han ordenado que la retire, solo le hago caso para que no me suba la tensión, pues me llega a indignar que solo sea el argumento del lápiz, que tanto miedo puede llegar a causar, el motivo para que mi ternero de poliéster, que vino del Belem del Valle, mas quiere que parezca, franqueando el paso del puesto, un perro. Cosa de animales
Sevilla a 2 de Abril de 2013
(San Francisco de Paula)

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