jueves, 20 de septiembre de 2012


Inodoro

Se dice del agua que es un elemento inodoro, como si fuera un retrete, acaso por eso se le dice a estos water, es decir agua en ingles.
Cierto es que las partículas odoríficas en suspensión, son capaces de impregnar no solo el pelo, si no que la ropa es lo primero que da el cante. Así los lugares pocos ventilados concentran todos los olores para que estos se adhieran en las prendas de vestir, y nos aparece ese tufillo fritanga, a tabaco, si bien en algunos casos este olor incluso puede ser corporal y propio, y tambien laboral.

Digo todo esto por aquello de que visto que acceder al centro en coche propio se hace imposible, a riesgo máximo de multa, sin no dispones de lugar donde aparcarlo, y como lamentablemente para mi, no gozo de los beneficios que supone poder estacionar en la planta sótano de Metropol, como el resto de placeros, no me queda otra que en ocasiones, cuando no nos apetece caminar la larga distancia que existe para tomar el autobús, y tener que esperar el tiempo generalmente amplio en la parada, decidirnos a coger un taxi.
Con los días se repiten estos profesionales del volante, y hay quienes ni hace falta indicarle hacia donde se completará esta carrera. Casi siempre mantenemos conversación al objeto de amenizar el viaje, así pues nos encontramos como en todas las profesiones sus singularidades. Hoy nos ha tocado uno nuevo, al que su nariz le engaña.

Hacia bastante tiempo que no advertíamos que pudiéramos llegar hasta el receptáculo del automóvil impregnados por un olor que nos delatara, pero el taxista pensó que el que advirtió a nuestra llegada era para su pituita, desplegada como perdiguero buscando los vientos para hacer la muestra, que aquello le daba olor a Dinamarca, pero que confundió con el “garum”, y exclamo en tono casi despectivo y contrariado por lo que supone que le llenen el coche con bolsas de pescado cuando el receptáculo gozaba un aroma rosa, rosa, del tiempo rosa.

La verdad es que desde hace unos días ha vuelto ese olor especial a Metropol que ha contaminado toda la Encarnación, y andan chapuceando para encontrar la solución, pero tengo la sensación de que lo de mejorar la ventilación y abrir la puerta no parece ir con ningún responsable.
Por el momento están sellando las intersecciones que quedan entre las losas de granito poroso del pavimento, sin llegar a pensar que en esta rugosidad siempre quedaran restos acumulados que no se arrastran en la limpieza.

El taxista, al que su nariz le confundió, no sabe que el olor a Metropol existe, y hasta es posible que si algún otro día coincidimos en la parada, lamentar ocupar su taxi llevando este estigma odorífico que más parece inodoro, pero lo mismo si ponen la puerta y me traigo la furgoneta no volveré a cogerle.

Sevilla a 20 de Septiembre de 2012

No hay comentarios: