miércoles, 26 de septiembre de 2012

Hoy, ayer, mañana




Hoy no sabría explicaros como elegir el tema con el que volveros a contar de distinta forma, que no es mas que repetir una vez mas lo mismo, y que sobradamente conoceis el asunto, pero en lo de la Encarnación sucede que ningún día es igual, y da su juego. Hoy, como ayer, el público sigue preguntando por una puerta inexistente, que tiene inexistente respuesta. Algún día será mañana.

Hoy, acaso por las primeras gotas de lluvias, el publico se hizo notar en este solitario lugar, recoveco junto a la barreduela del fanal, e incluso pasaron algunos grupos especialmente de extranjeros por la desértica calle, llegándose en algunos casos a detenerse ante la pared de trasparente metacrilato para asomarse, imagino que para ver como llueve.

Hoy podía comentarles la visita de un numeroso grupo de charcuteros y carniceros alemanes, pude saber de ellos que tienen el acierto de cada año visitar los mercados de otras ciudades con la intención de llevarse alguna idea que aplicar, pues bien, como se trataba de colegas no se me ocurrió otra que invitar al que hablaba español perfectamente, para que, ofreciendole mi cuchillo, siendo charcutero fuera el mismo quien despachara al grupo, todo un éxito.

La broma, las fotos, el video, todos quisieron pasar al interior del puesto, y al final una foto del grupo en el que quede integrado.

La impresión de este era que no les había gustado como espacio de mercado, que de momento advirtieron que tenia un recorrido complicado, algo que la responsabilidad no quiere todavía darse cuenta, y que le faltaban puertas mas fáciles de encontrar.

Era evidente que estos carniceros y charcuteros alemanes, aparte de la anécdota personal de haberse despachados ellos mismos, y debo decir que cortaron muy bien tanto el jamón, como la carne que me adquirieron, no se podían llevar nada en cuanto a instalaciones que pudieran serles útil en su aplicación.

Consideraron que las luces eran insuficientes, y que los mostradores eran excesivamente altos, es verdad que en el grupo los había de baja de estatura.

No entendían como tenia el suelo de granito, que está prohibido en Alemania, y no me quedó otra que decirle que posiblemente fuera una broma del arquitecto alemán, y tampoco es explicable la cantidad de columnas, y menos la disparidad en la anchura de los viales.

Les pregunte, ¿y que me dicen de las puertas?, y el grupo, después de la traducción, lanzaron una estruendosa carcajada. Debo de traducir que estas les hicieron gracia.

En lo de la Encarnación, lo de la puerta, junto con esas otras muchas cosas, como la ventilación, los olores, el seguro de la maquinaria y persianas, la igualdad en los criterios de uso de los espacios, el horario de apertura del mercado y al menos de una puerta de servicio que evite tener que utilizar, (a los vendedores que no pueden estacionar sus coches en el aparcamiento común) para bajar la rampa de entrada de mercancías.

Como la responsabilidad mañana, como ayer, y como hoy, no es muy probable que acierte a abrir la puerta, cosa que hasta los charcuteros alemanes se dieron cuenta en su visita, lo mismo aprovecho y les contare lo del pez volador, pues esta Encarnación es todo de pura broma.

Sevilla a 26 de septiembre de 2012

Francisco Rodríguez Estévez

No hay comentarios: