viernes, 17 de agosto de 2012

Un día más




Lentamente se nos está acabando el verano con su calor de siempre, salvo que un día más se comprueba que son muchas personas que no fueron a los lugares de costumbre y se quedaron haciendo terraza.

El comercio no hace Agostos como los de antes, y las cadenas se supermercados compiten en las calurosas tardes por hacer algo de caja ofreciendo a los clientes los mejores precios, en productos de buena calidad, y con una climatización que invita a permanecer dando vueltas ante la amplia oferta que se ofrece.

El tendero de mi barrio ha cerrado, algo de culpa ha sido por la cantidad de cadenas de que en su cercanía se vinieron a implantar, así pues entre esto, la edad y los costos, se le sumaron las catastrófica bajada de las ventas que se ocasionaron, dicen que por mor de la crisis económica que no se atajó en su tiempo, y que solo parece que se ayuda a los bancos.

Cierra sin recibir ninguna ayuda, y con las ganas perdidas por continuar, el caso es que era el único local que quedaba abierto. Ahora sin este referente de confianza de muchos años, al que poco a poco he visto como le faltaban referencias básicas, hasta la liquidación total, estoy intentado conocer todos estos establecimientos que en feroz competencia lo mismo algún día acabaran cerrando también pues no se explica, salvo que cuando acabe el verano la cosa cambie.

El pasado viernes era el único cliente en el inmenso local, repleto de luces encendidas vitrinas, y demás así como un eficiente personal que me ayudo a encontrar lo que buscaba. Hoy en otro establecimiento si cabe aun mayor, y con una temperatura ideal y una música en el volumen agradable, aparcamiento gratis y vigilante de seguridad, solo dos personas recorríamos las magnificas instalaciones.

Pensaba en el futuro de los mercados municipales de abastos, en su absurdo reglamento, que ahora se llama ordenanza, y la imposibilidad de llevar a cabo ninguna idea de las que pueden ofrecer en estas medianas superficies, que no tardaran mucho en liderar el sector, llevando poco a poco como a mi tendero, a muchos placeros, y como consecuencia a dejar aquello en lo que se estuvo toda su vida y si acaso echarle la culpa a la edad, esperando inútilmente un relevo que nunca llegará.

Un día mas pasa, y lo de la Encarnación no hace por reparar ninguno de los múltiples elementos merecedores de ser rectificados, un día mas y no se instala la puerta automática, esa que hasta en uno de estos establecimientos he podido comprobar que son tantas que hasta dispone de una para llegar a los aseos sin necesidad de tocar el pomo, fuente de contaminación, puerta automática al aparcamiento, y en una de las salidas tiene hasta cuatro puertas automáticas de una sola hoja, y aquí en lo de la Encarnación, pensando.

Sevilla a 17 de agosto de 2012

Francisco Rodríguez Estévez



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