viernes, 10 de agosto de 2012


En verano

Esa tontería que están empeñado inútilmente en que, ni como plaza de abastos, se pueda optimizar el lugar que dispusieron, evidentemente tampoco puede considerársele, por mas que el quisiera, como responsable en exclusiva del mal funcionamiento y peor rendimiento comercial.
Existen en este tiempo demasiados factores que se suman en su detrimento, y pocas cosas se le realizan al fin de que pudiera beneficiarle, pero es que estamos en verano.
Que poco me gusta el verano. El calor quita las ganas de salir a comprar, e incluso quita el apetito. Cierto que quita el sueño de muchas noches de verano, pero también  lo quita las medidas económicas por mas que digan que son para salir de la penosa situación que entre tonterías y magnazos nos metieron.
El doctor hace declaraciones adjudicándose la tontería en solitario, aun resulta inexplicable que quiera asumir la autoria de lo que pagaremos por tres veces mas de lo presupuestado. Se posiciona como responsable unico, de algo que, efectivamente, solo podía realizarse por su caprichosa disposición, pero olvida intencionadamente, a menos que lo ignore, lo cual seria peor, que se soslayó la Ley FERAEE, para el ahorro energético y la sostenibilidad, se omitieron normas y disposiciones obligatorias de accesibilidad para las personas de movilidad reducida, y se soslayaron articulados del Reglamento municipal de mercados en vigor.
Hoy posiblemente no se hubiera realizado ese icono que cada día tiene que repararse los deterioros que vienen apareciendo, mal por una baja calidad de los materiales, peor, por el mal uso.
De haber habido otros representantes menos lasos que los que aplaudieron tanta tontería que se fueron de najas a la primera de cambio, lo mismo el llamado mercado cuando menos hubiera tenido mas racionalidad, en su trazado armonía, en sus instalaciones funcionalidad, en sus luces aplicaciones conforme a sus usos, y las entradas, ¡ay, las puertas! se hubieran colocado sin duda con mas sentido común.
Este verano tiene en su soledad de calles vacías, donde entre el calor y la falta de  tesorería en las familias, le están haciendo tan desesperanzador que solo queda la esperanza del otoño caliente que nos entre por la puerta, la puerta de Ceres, la automática para al menos poder cumplir la norma de accesibilidad.
Sevilla a 10 de Agosto de 2012
Francisco Rodríguez Estévez

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