martes, 7 de agosto de 2012

En sus marcas




A pesar de que nada me puede sorprender de cuanto acontece en esta Encarnación de mis canas, antes de mis carnes, hay días que no paro de preguntarme, ¿pero donde estoy metido?

En el laberinto nada parece importar, aun teniendo el marcador en contra, y el descenso de público se explica con la crisis, la subida de los costos estructurales se achaca a sus responsables.

Tiende la novelería en el nuevo lugar, que ya tiene su tiempo pasado, a no querer saber nada, y por lo tanto aparece pronto esa apatía tan característica de quienes deberían de pensar en mejorar, tal como hacen en los mejores mercados de Barcelona, de Madrid y de Valencia. Evidentemente marcan la diferencia.

Cuando parecía que no se podría mejorar la marca estsablecida, acaso por que estamos en tiempo de olimpiada, hoy se ha batido el record de personas buscando la puerta inexistente. Verles formando una cola en la barreduela de cristal, intentado empujar los cristales, incluso pisando con fuerza e insistencia el suelo, creyendo que tendría un automatismo, el amplio grupo de pensionista abandona el malogrado intento de acceder a este laberíntico mercado.

Sin duda que no se realizarían ventas con estos frustrados visitantes posiblemente mas interesado en encontrar unos aseos, por más que les fuera harto difícil su locizacion, pero al menos por unos minutos se hubiera terminado con la deprimente soledad que muestran  las calles vacías y la degradante imagen con tantos puestos cerrados.

De haberse efectuado en su día la modificación propuesta para poder recuperar la escultura de la diosa Ceres, la puerta automática les hubiera permitido el paso, justo por ese lugar que, según el Delegado, no quieren los placeros. En sus marcas.

Debe ser la concesionaria la que lleve a cabo la realización de esta modificación y sus posteriores tareas, ni que decir tiene que su costo casi resulta de broma, tal como la que el berlinés, marca de la casa, nos dejó para que se le ria su gracia, siendo mas que marca, herida.

Los placeros quisieran al menos dos puertas, y al Delegado no le agradaría mas que acceder a los deseos de los vendedores en beneficio del servicio publico de la plaza municipal de abastos, y a la concesionaria, no puede ser esta minima inversión un obstáculo, cuando la marca será para el beneficio que le puede generar, en todos los niveles.

Bueno, pues no hay manera de que esto tan sencillo se lleve a cabo, y no dejan de aparecer inventadas excusas, marcas que solo hacen confirmar lo que todos sabemos.

Sevilla a 7 de agosto de 2012

Francisco Rodriguez Estevez

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