lunes, 13 de agosto de 2012

Del dicho, al hecho




Por si no lo recuerdan. Cuando lo de la Encarnación llevaba para treinta años de degradado solar. Cuando lo de la Encarnación que antes que aparcamiento fuera lugar de practicas para el futbol callejero, que acogiera tómbolas de beneficencias, y parque de atracciones, no crean que los placeros estaban en la exigencia, pues habían pasado a la callada sumisión, lo que hacia temer que pudiera aparecer el capricho en cualquier momento.

Dicho, la oportunidad politica ante unas elecciones con poca chance, decide sacar el expediente de esta plaza del olvido, que tenian bien guardado en el ultimo de los cajones de la gerencia de urbanismo. Y hecho, todo hacia pensar desde “la mano olivo” que esta seria una baza importante en el juego electoral. Digo, Diego.

Tal fue el caso que los placeros aplaudieron aquello que le habian prometido por mas que les condenaba, de haber prosperado el intento andalucista, a quedar enterados en un espacio anticomercial en los sótanos de una plaza ajardinada y adornada con laminas de aguas al chorro entre naranjos y magnolios, entre jazmines y damas de noche, y que acabó por suerte donde se merecía.

Peor resulto ser “la OCURRENCIA” gestada, en la mente del doctor, antes del que el pacto de progreso le concediera el poder que el capricho exigía, y que los placeros lasos de gusto aplaudieron y vitorearon durante ocho largos años, que como bien saben, fue el tiempo transcurrido desde “lo dicho”, (por si no lo recuerdan) aquello de puerta, puerto, plaza, mercado estación, aeropuerto, plaza, puerta y puerto, que ya es decir, y “lo hecho”, nada menos que ocho años después, y a pesar de que tuvieron tanto que rectificar, que salió icono, pues después de ser calificado como proyecto imposible de realizar, no se volvieron atrás, y se empeñaron en darle el gustito para acabar en esto que le llaman lo mismo papanatismo que patochada, y que lo mismo pasa a ser el emblema de la ciudad, ¡que le vamos a hacer! El doctor predijo que seria aceptado, pensando en sus adentro, haber quien es el guapo que lo quita ahora.

En el interior de lo hecho, lo dicho. En el diseño, laberinto. En su trazado comercial, ignorancia. En su planteamiento, la equivocación.

La simple mirada le permite al observador cuantos errores puede detectar a primera vista, el recorrido en su interior, permite contabilizar las carencias, el desorden en la distribución, la galimatica numeración, y la nula señalización, aparte de la aleatoria colocación de puertas, que tras varias vueltas dentro del laberinto siempre acaban buscándola donde no la pusieron.

Del dicho, calificado como vanguardia, y modernidad, ejemplo de sostenibilidad, al hecho, lo que ven, pero sin fotovoltaicas. Del dicho, la prolongación de la 5ª Avenida de Nueva York, al hecho, creo que existen diferencias.

Sevilla a 13 de agosto de 2012

Francisco Rodriguez Estevez

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