sábado, 26 de noviembre de 2011

El responsable

Por fin

Era una ilusión. Como por el momento solo me aparecen irresponsables, continuo estrechando el cerco para encontrar, no al responsable de que en lo de la Encarnación se dispusiera ese laberíntico diseño con sus aleatorias puertas, pues ese ya le tenemos localizado, en su casa.
No, al responsable que se busca, aun no he encontrado. Es el que tiene que paliar en la medida que le sea posible, tanto capricho surgido, mal por defecto, que mas parecen que fueran errores, está claro que autorizados por otros responsables, que también están en sus casas. Pero, por el momento, el responsable no me aparece.
Efectivamente aquello era una ilusión. Ni que decir tiene la cantidad de personas que han venido a felicitarme por “el logro” de la puerta. Nada mas lejos, tan solo fue una broma que apenas tuvo una duración de poco mas de una hora, hasta que llegó para retirarla, la autoridad que se mantiene en ello, por mas que fuera nombrada, (sin criterio, ni merito) nada menos que por la responsabilidad existente, ahora irresponsable, y que todos sabemos que se ha marchado. La misma que autorizaba verbalmente hasta todo lo que fuera menester, con tal de inaugurar pasada la Esperanza.
Fue una ilusión que surgió cuando, al no encontrar al responsable, para solicitarle la necesaria apertura de esta puerta, puerta inexistente que tanta hilaridad produce, en los limite del cachondeo en los foráneos, y un cierta guasa en los propios, risa en los provincianos, estupor en los capitalinos, y malestar en los usuarios del laberíntico mercado cuando, las personas de esta ciudad, en especial las mayores, cansadas de dar vueltas en el laberinto de su interior, para encontrar esa salida que no aparece, y que por lo general acaban mostrando su contrariedad, y algunas, no sabéis de que manera.
El caso es que en el cristal que espero que un día se abra con dos hojas, a ser posible con automatismo, para que con la sola presencia abra las puertas al mercado, y facilite la salida directa, y sin mas engorro, pues coloque un cartel en el que anunciaba la próxima apertura de la puerta, con una coletilla de cierta ironía, que decía “en cuanto acaben de estudiarlo”.
El caso es que han sido muchas las personas que me han venido a felicitar por mi perseverancia, creyendo lo del cartel, incluso dándome fecha de la inminente apertura, y yo sin encontrar al responsable, cuando menos para hacerle llegar estas felicitaciones, aunque, puesto a llevar, lo mismo le hago llegar todo lo que llevo escuchado, por mas que nunca fueron beneplácitos ni complacencias las dirigidas a la irresponsabilidad de los responsables, pero todos sabemos que están en sus casas.
Sevilla a 26 de Noviembre de 2011
Francisco Rodríguez Estévez

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