jueves, 20 de mayo de 2010

Otro estilo (Para decir lo mismo)

Demasiadas hojas

Por la sutil indicación de quien es maestro en escribir, y que en la distancia revela no solo que me lee, si no que además lo hace con especial interés, intentaré hacer este, el le llama discurso, mas asequible, cosa que no me resultará sencillo realizar, pero que intento, tal como si lo hiciera con el estilo papuchi (raro, raro) para contar las inexplicables cosas de lo de la Encarnación.
Se que no es fácil seguir este discurso que lleva iniciado hace demasiados años, ¡claro que cuesta comprenderlo!
Como todo lo que se dilata en el tiempo va pasando por distintas fases y estas, siempre están sujetas a interpretaciones, en la mayoría de las ocasiones, los años, junto con los intereses partidistas, enmaraña la situación y casi nunca se aclara lo que sucede. Esto es lo que le viene pasado a lo de la Encarnación, al menos eso creo, y además, evitando,( para no alargar el texto, tener que recordar todo lo acontecido hasta que apareciera esto del premiado concurso) pero sin olvidarlo.
Concurso, capricho, icono, todo para no ser nada, en el que la idea del alemán, además de distorsionar la fisonomía de una histórica plaza , que fuera algo mas que plaza de abastos, no vino a solucionar ninguno de los problemas que, como excusas para la intervención, se le achacaron al lugar.
Vino desde lejos este diseñador, ganador del concurso, para decir, al explicar lo que no se entendería, que lo de la Encarnación era algo que intencionadamente transgredía, y que por lo tanto crearía la polémica, por lo que a mayor polémica, mas garantizaba el éxito del caprichoso icono que se le había ocurrido para el centro de la ciudad de Sevilla, y que tan desacertadamente lo premió el jurado internacional, para que esta callada ciudad tuviera motivos para culpar a los políticos, durante muchos años en los corrillos.
Apenas se alzaron voces en contra, aunque no quedara nadie que, al ver aquello, cuando lo estaban cimentando con los enormes pilotes que se cargaron la Isbiliya y se cepillaron la Hispalis, con la mima facilidad que se olvidaron del mercado y las fotovoltaicas, se quedara impasible.
Cuando izaron la plataforma que hace de cubierta se empezó a valorar la verdadera dimensión del espanto, y mira por donde, aumentaron levemente las protestas ciudadanas, al tiempo que crecía las risas de los viandantes.
Al primer aplazamiento la cosa se puso seria, ya no cabian las bromas, y desde entonces no ceja la protesta de los medios, con seguridad sensibilizados por su propia responsabilidad profesional de cuantos pueden dar opinión.
Lo de la Encarnación evidentemente no ha creado ninguna polémica tal como había pronosticado su autor para que aquella cosa tuviera una inmerecida importancia. Lo de la Encarnación en todo momento ha sido un disparate, nunca pasó de ser una burla para esta ciudad, así lo manifiesta cuantas personas pasan por su alrededor, así lo dice los desfases, los aplazamientos, y los encarecimientos que esto lleva ocasionado. Pero si lo peor para los comerciantes son los continuos engaños inaugurales, al ultimo le han puesto fecha imposible para el próximo mes de Junio, para los ecologistas seria la insostenibilidad por olvido de la utilización de la energía solar, y para la ciudadanía en general, aparte del destrozo de la historia perpetrado en los sótanos, donde lo que se pudo salvar compartirá el espacio con los almacenes y estacionamiento de camiones y furgonetas, debe de ser el altísimo costo que nos costará las improvisaciones llevadas a cabo en una cosa tan inútil, por mas que tenga escritas demasiadas hojas.
Sevilla a 20 de Mayo de 2010
Francisco Rodríguez

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