lunes, 17 de mayo de 2010

Cuatro año no es nada (En la Encarnacion)

Lamento al vacío

De vez en cuando, encuentro alguna de las muchas cosas que fueron escritas en otro tiempo y que parecían perdidas, como se perdió la Encarnación, por culpa de ese virus que se nos cuela con objeto de que no quede memoria, en este caso en el disco duro, en aquel otro en la ciudadanía.
El texto, algo extenso tenia por titulo “LAMENTO AL VACIO”, refiriéndose al vacío que quedó, una vez sacada toda las historias del solar del antiguo mercado, en el hueco de las cuatro paredes reforzadas por una placa armada perimetral, donde al no quedar nada, solo dejaron un inmenso vacío para que fuera usado por eso tan sevillano como es llenarlo de lamentos.
Tiene fecha de Noviembre de 2006, y dice:
Existe la sensación de que estamos, que seguimos, como en otro tiempo, que no avanzamos, que retrocedemos, cuando seguimos en luchas permanentes contra el poder, en este caso electo. Así siguen cada día en los que no falta uno sin que a la puerta del Ayuntamiento, vecinos y colectivos lleven a cabo una manifestación, reclamando una mejor gestión, o cuando menos mas justa, mas equilibrada, consensuada le dicen ahora, aunque sea solo para que se les atienda y, a ser posible, que sean capaces de solucionar lo que se le demanda.
Pero no crean, por los resultados, parece que no cambiaron el muro (de las lamentaciones) cuando aun siguen, y como no quedan grises suficientes para disolver estos pacíficos actos en los que se nos permite hacer algo más de ruido, que menos da una piedra.
Resulta desolador tener que hacer continuamente de David, para luchar a diario contra nuestro propio Goliat, el gigante al servicio publico, que cobra de lo publico, y que tal como servidores se hacen llamar aquellos de poco sudor y menos pensar, que reciben altos emolumentos, al que además hay que hacerle ver los errores que tanto staff consultivo, como asesoría de confianza, cometen en cada consulta a precio de cinco jotas. (En la actualidad, pinceladas) Cómete otra.
Viene al recuerdo el slogan publicitario del grupo de amiguetes rojos, de toda la vida, que se volvieron verdes antes de partirse en harakiri salomónico, tu a Boston, yo a California, que antes de desaparecer nos aconsejaba “Defiende lo tuyo, lo cual nos hace caer en la cuenta de que la ciudadanía no puede fiarse nunca de sus representantes, así sean electos, pues tal vez representen otros intereses.
Recojo las declaraciones que recientemente efectuó a los medios, nada menos que la ganadora de la medalla de oro a la arquitectura sostenible, Silvia Soonest, nada mas ver lo de las “setas” en referencia a los bodrios arquitectónicos que suelen aparecer como modernidades, con el único fin de romper la fisonomía de estas, realizando cosas cuya propiedad pertenece a todos (Mio, tuyo, nuestro,) mas cuando parezca un caprichoso diseño del autor. “A LAS CIUDADES LAS TIENEN QUE DEFENDER SUS HABITANTES, SI LA GENTE NO PROTESTA, NI SE ORGANIZA FRENTE A ESTOS ATAQUES, SIGNIFICA QUE LA CIUDAD NO MERECIA ALGO DISTINTO”
En la misma entrevista explica los parámetros que definen a la arquitectura sostenible tan de moda, y tan utilizada por los políticos en los discursos, y tan lejos de lo de las ·setas· y que son: “ EL RESPETO POR EL MEDIO AMBIENTE, EL CARÁCTER SOCILA Y CULTURAL, SU PORTABILIDAD, EL IMPACTO ESTETICO, Y POR ULTIMO , LA VIABILIDAD ECONOMICA”. Ya me dirán que hacemos con las setas de la Encarnación.
En cuanto a la protesta ciudadana que nos recomienda, lo importante es la cantidad, para nada el razonamiento, ni la calidad, dado la poquita calidad que en esta ciudad se mueve, ateniéndonos a aceptar que el clientelismo existe, resulta poco menos que imposible organizar a la dispersa sociedad civil, cada fragmento con sus propias reclamaciones y lamentos, naturalmente sin atender por el muro, por mas que cursen por registro y dos copias.
Dificultad máxima, cosa que saben, para poder llevar a cabo la minima acción que debe ser sellada, rubricada, registrada ( no ya para defender a la ciudad , pero al menos para decir, que no nos tomen el pelo con los cuentos de modernidad y los inventos de vanguardias.
Resulta difícil encontrar el calificativo de los de las sets de la Encarnación, sabiendo en lo que quedará convertida la plaza municipal de abastos en manos de los inversores y constructores, después de esperar durante 34 años (van 37) para recuperarla, anhelándola, soñándola en su forma mas amable, económica funcional y sostenible.
Que decir del tratamiento que ha tenido el mas importante yacimiento de nuestro pasado (hoy pieza aparte) con una Isbiliya distribuida por las escombreras, y una Hispalis errante de la que mas de dos piedras se fueron al garete, junto con el horno, para realizar la mas agresiva de las cimentaciones, la burda manera de modificar las alineaciones medievales , la tala de las acacias , la falta de respeto al Ski line, la vulneración de de la protección visual de los monumentos del entorno, y para colmo el altísimo costo para esa cosa que, nada mas lejos de ser una solución esperada por los comerciantes de la provisionalidad, para su futuro mercado, la recuperación de este para revitalizar el comercio de la zona, y poner fin a tanta vergüenza que la ineficacia, la burocracia, y la indolencia causaba, tanta, como el invento, idea, capricho, icono, ocurrencia, modernidad, premiaron, incluyendo una terminal del metro de nunca jamás, todo lo cual hace que aparezcan nuevos problemas que agravan los existente, con lo del botellodromo azotea, la supresión de la arboleda, la anulación espacios para aparcar en superficie.
Ante todo esto, nos encogemos de hombros en una ambigua indefinición ante el reconocimiento de desconocer lo propuesto (Ahí aparece un no sabe, no contesta, tan socorrido), sobre algo que parece ideado por signos e ideas muy distintas a las que los principios de un pacto siniestro, supuestamente encarnado, ¡Ay Encarnación!, ¡Ay, Alameda!, pero que a estas alturas ni eso es capaz de encender el rubor en el rostro de aquellos que lo tienen impenetrable de tanto muro. Y ante esto ¿Qué?
Sevilla 28 Noviembre de 2006
Francisco Rodríguez

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