lunes, 10 de mayo de 2010

las patas cortas de los galafantes (2007)

Galafante

No crean que se trata de un animal mitológico, ni de un cruce entre galápago que tiene cortas patas y el paquidermo de larga nariz, ni el resultado de un experimento" in vitro", menos, de la relación sentimental de un infante de marina con una señorita de Avignon. Galafante es sencillamente lo que hay, que viene a ser lo que no hay.
A falta del rechazo solidario, del contundente clamor que no se exterioriza nuca, salvo en tabernas, no queda más remedio que esperar pacientemente contando galafantes, al igual que se cuentan los galápago en Doñana, a que llegue el salto de la reja, para saber si aquello tomará cuerpo, o tomara otro rumbo.
Lo cierto es que en la ardua tarea se advierte un ritmo permanente, constante, de trabajo bajo de relentin, dando la sensación de que todo sucede a tiempo, sin temor a un retardando que puede ser producido por un cambio en la ruta de las borrascas atlánticas, tal como aquellos aguaceros que nos trajeron en Noviembre, y vuelva a empapocharse la siembra de sombras.
También puede aparecer, a falta de la deseable lluvia, la espesa bruma del humedal que hace en la colonia para poner, lentitud de seguridad en las acciones de altura, fenómenos siempre de agradecer, al menos, para que el cambio climático que se produzca en cuanto lleguen las alargadas sombras a la esquina de los lobitos, el frío se haya marchado, pues de otro modo, acabará helándolo todo.
De todas maneras, se advierte que la cosa debe de tener ya una demora inconfesable, más si cabe, cuando la falta de sincronización en el ensamble, entre la voz del capataz de obras, de bajo profundo, cuyo eco crea una discordancia fácilmente detectable con la que sale de la profunda garganta de la voz de tono alto, del tenor ligero, tirando a rapsoda del portavoz. No hace ni falta poner la oreja, basta asomarse.
Resulta fácil proclamar a los cuatro vientos, cual muecín, sin necesidad de subir los desnudos peldaños de hormigón de ninguna de las mitológicas torres erigidas en el socavón de la Hispalis errante, pues basta convocar a los medios para que se hagan eco de la proclama sobre la cronométrica prevista para lo de los hongos, y manifestar alegremente que las umbrelas que culminan la cubierta metropol, hay que decir que sin metro, denominadas en proyecto como P-2, P-3, y P-4, estarán concluidas a mediados de Enero, (recogido en prensa el 12-XII-06). Lo cual es evidente que se vuelve a comprobar, una vez más, la falta de verdad que desde siempre viene envolviendo, como un sudario, este misterio de la Encarnación, a la que le están preparando el golpe de gracia, en sus tres necesidades, madera, escalera, y urna.
Con la misma dificultad que se capturó ese galafante de patas cortas llamado trola, es decir ninguna dificultad, le crece, enoooormemeeeente, el apéndice nasal, al galafante augur de los porcentajes de afectación del cemento sobre nuestro imperial pasado de provincia del imperio que se cayó y no pudo levantarse, pues a estas alturas de obra, debe haber olido que el calculo aproximado del 3%, se le quedó como diez veces corto, como las patas, al tiempo que su enorme nariz creció tanto que existe una diferencia tan grande que es imposible de creer.
Francisco Rodríguez Estévez
Sevilla a 13 de Enero de 2007

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