sábado, 29 de mayo de 2010

Experimento en el cuarto oscuro

En la oscuridad

De tanto permanecer en el lado en el que la luz es inexistente, llega un momento en el que pasado un tiempo, se acaba percibiendo algo más que bultos en sombras, y aparecen no si dificultad las imágenes. Es el efecto de la adaptación.
Pasa algo similar cuando de tanto contemplar la fealdad, en principio rechazada, esta acaba siendo aceptada como si de una extraña belleza se tratara. Es el llamado efecto tolerante.
No es difícil saber que cosa es fea, basta con verla, pero tampoco es fácil etiquetarla. Todo lo mas, tirando del refranero, se puede llegar a reconocer, por la falta de suerte, a la “bonita”, lo cual, puede parecer que, estando fuera del canon establecido, tan solo la fealdad la merece.
Tolerancia cero, sombras, y fealdad, adaptación y rechazo, todo forma parte del hito micologico de madera, demora y pegamento.
Parece, como si lo de la Encarnación fuera parte de un estudio del comportamiento humano, que se estuviera llevando a cabo en nuestra ciudad. Algo así como una prueba experimental sobre la tolerancia, para lo cual han tenido a bien confundir, y de inmediato quedaron fundidos los plomos, para que siendo algo tan “oscuro” al aparecer, empiece a ser aceptado por las pupilas y aplaudido por los pupilos.
Se completa el singular estudio, comprobando los efectos de la adaptación que, aun teniendo en la opacidad del cristalino prisionera la imagen fija del engendro, aparece, en la mitad de los individuos, las consecuencias propias del propio sindrome de Estocolmo, (aunque los tablones proceden de Helsinki), y en la otra mitad, se advierte los efectos de una ensoñación de David Copperfield, haciendo desaparecer, no solo los miedos y las dudas, si no que con dos pasadas queda desmontado el mito de la suerte,( que siempre acompaña a la fea), y aquello se pierde, con truco, pero se pierde.
Lo malo es que de tantos años como lleva la prueba realizándose, no solo las pupilas y los pupilos contemplan aquella cosa día tras día, que en lo cotidiano se ha convertido en parte del paisaje y, al igual que sucede con la permanencia en la oscuridad, las imágenes del horror, como que ya no da miedo, es más, por la indefinición e incertidumbre, si existe una enorme preocupación, se diría que interés, pelin morboso, solo es por poder ver aquello terminado.
El laborioso plan de investigación, incluso busca, en un mayor nivel de estudio y desarrollo, el grado de preocupación que sienten los individuos analizados, no solo por el posible final, (que el costo en este caso no es merecedor de averiguaciones), si no por la inutilidad del caprichoso icono, y la satisfacción ante la cantidad de problemas que semejante cosa en lugar de evitar, produce.
Y la maquina, dice, que. Que, de que.
Sevilla a 29 de Mayo de 2010
Francisco Rodriguez Estevez

No hay comentarios: