Cortes
No es nada fácil entender lo que pasa en la Encarnación zona cero de mis carnes, de mis huesos, de seguir la cosa así. El nuevo corte del trafico ahoga a los placeros, como la pileta de cincuenta, al olímpico Musamwamy. Al extraño deportista no le importaba un pimiento la marca del crono, cuando lo que interesa es la marca del sponsor. El lema mas alto, mas fuerte, más rápido, se cambia por el de Virgencita como estaba, Sevilla candidata eterna, que al parecer era la idea.
La elección de la villa y corte, se ha producido por cuestiones políticas y no deportivas, cuestión de mano. La abierta manifiesta que a la cerrada le faltó liderazgo, nada nuevo, acusándola de falta de fe, falta de esperanza y falta de ilusión, de lo demás se anda sobrao.
Informe de la rampa, el concurso de ideas para su uso concede el primer premio a aquella que aliviará las vejigas, y algún que otro vientre descompuesto durante la Semana Santa.
Para carnaval dicen que pueden empezar los cortes estratigráficos, de la excavación arqueológica del solar que se unirá a la ristra de cortes que le rodean, corte de trafico, corte de sierpes, corte de imagen, corte de franco, corte del bacalao y corte de jamón. Lo cortés no quita lo valiente, pero valiente corte
El padre del invento de la candidatura hispalense, en su onda expresó su lamento, aunque no su sorpresa por la eliminación de su criatura, cosa que al parecer daba por hecha, si bien consiguió el voto de la simpatía, pero no el del poder. Y es que el voto del poder es mucho voto, y él lo sabe. La Encarnación, como Musamwamy, resiste porque sabe que el poder como la prueba se acaba, como las olimpiadas .Cada cuatro años.
Francisco Rodríguez Estévez