Había llegado el momento en el que podía recuperar los pasos perdidos, y una sonrisa de confidencia parecía al iniciar el camino que no todo estaba perdido.
Hoy Tenía una urgencia que mi premolar me llevaba a una consulta sin cita, y aun no había conseguido restituir los pasos que se perdieron en la broma de la nocturnidad cuando al pasar una joven que había recortado tanto su jean, que a poco lo hace falda, cosa que pudiera ser su gusto o que se le desvio la tijeras, pero que dejaba al aire toda la carne de sus miembros inferiores, ya fuera por su gusto o por gustar, por comodidad ajustada o para ser vista, justamente hasta donde permitía los flecos de un tijeretazo de moda.
No parecía que esto llevara a la punta del problema, ese que sabe generar con una polémica de dialogo ozores que diferencia que no es no, y que si es si cuando sea, paso a paso hasta llegar a la consulta por encontrar el alivio en ese marfil que tanto dulce ha debilitado para causar pequeñas corrientes eléctricas y una presión donde la raíz se hace corona, y ella, mientras decide buscar aires nuevos no muy lejos de mí, gracias a Dios, en la sesión de ventiladores del gran almacén.
El médico ha dejado la consulta por indisposición, nueva cita para el viernes, usaremos analgésicos mientras tanto, y a unos pasos de los que no se pueden perder, justo en la sección colchones llama mi atención.
Dice que tiene que cambiarlo. La exposición da sueño y permite hacer pruebas presión para sentir su dureza, ni les cuento, pues sin filtro, hasta aquello tan tieso para quien es de colchón blando, fuera broma, podía partirle la espalda.
En la óptica existe varios modelos de gafas progresivas, tal como las que hace juego con las que lleva. Son gafas modernas, y su sangre de vendedora de plata me hace ver con mis viejas gafas obsoletas como obtendría unos pasitos de rejuvenecimiento.
El teléfono nos hace caminar más de prisa, y cortamos camino por donde su padre solía acudir, llegando a la parada de taxis, debería de haberla acompañado a su casa, le vuelvo a solicitar el deseado beso de amigo que solo obtuve el primer dia que nos encontramos, y aun recuerdo su olor, no tenía posibilidades pero……con boquita de pollo lanzo uno al aire que me vino a dar justo en el lugar que mi dolorido premolar me torturaba. Fue como un sana, sana, colita de rana si no sanas hoy curaras mañana. Al menos el dolor ha remitido, su saliva mantiene los efectos sanadores.
Sevilla a 19 de Agosto de 2025
Francisco Rodriguez
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