En estos paseos que en la mañana requiere la atención que reclama la pequeña Julieta, a los que me uno en ocasiones, puede ser, que tal vez por eso, la pequeña yorkshire me demuestra su cariño.
Extrañamente me ha aceptado, le debí dar buen olor el primer día pues su comportamiento no lo había tenido de esta forma con ninguna persona anteriormente, es mas no quiere que nadie la toque.
Cierto es que su dueña, que es caso especial con los animales, la tiene además de cuidada algo mimada pero no consiguió que a la orden de obediencia me diera la patita y en cambio se echaba al suelo para que la subiera con mis manos, ella sabe que son manos amigas y que le ofrece la caricia en su cuidado pelo, pero cuando detengo el mimo, me golpea insistiendo con sus patitas para recibir otra sesión coscona de un rascadito placentero.
Cuando tenemos que entrar en algún lugar que no permiten a los animales me quedo a su cuidado y ella muestra la incertidumbre de la ausencia de su dueña, y si tarda, en ocasiones emite pequeños chillidos a nada que percibe su olor cuando se acerca a la puerta de regreso.
Es el olfato canino quien detecta en la distancia su presencia, por el contrario del animal, advertimos lo que hemos perdido por la atrofia de este tercer sentido que solo advierte la cacosmia, y pierde la filia que produce el olor en los cuerpos, que no siempre es 2nanonal, pues son feromonas que despiertan hasta el intrigante sexto, los instintos básicos e incluso el sentido de la vida. El olor nos delata, los perfumes los disfraza.Oler a mar. oler amor.
El olor del perfume nada tiene que ver con la fragancia que me quedó cuando me hizo comprobar como sudaban sus manos que tal parecía que las sacaba de un balde por como trataba de secarlas con diminutas toallitas de papel. Agua de vida brotando de aquellas delicadas manos que dejaron en las mías la húmeda esencia de su elixir de sales con fragancia indescriptible.
Es el sentido que nos permite detectar el peticor y la geosmina, cada vez más escaso, o el pan caliente del horno de leña, y que nos concede poder disfrutar con la osmolagnia. Olor de azahar, de jazmín, oler a olor, oler amor, oler a ella.
Sevilla a 26 de Agosto de 2.025
Francisco Rodriguez
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