sábado, 4 de octubre de 2025

ME CREE, ESO CREO

 


Aunque no me cree, eso dice, me regaña en demasía por mi forma de hablar ,y además de eso, añade que no cambie, y así me deja que no sé ni quién soy cuando trato de aceptar  ser su Pigmalión, solo para que se sienta contenta de los cambios que me indica.

Nada de hablar con gestos, pues advierte que pueden ser tomados como una agresividad por cualquier persona que no observe hablando en medio de la calle. Ni por esa me cree, no, no hay manera. Me dice que no le gusta como hablo y a cambio a veces si le gusta lo que digo, pero que no me cree ni por escrito. Gustar o no gustar.

Lo mismo nadie creería las risas que tenemos, Y  solo a Julieta de testigo, nadie nos imaginaria, tal como aquel dia que no sabía qué hacer cuando me dijo que  si metía la cabeza, y que ella levantaba las piernas, y que hoy, en plena calle le realizara el avión en equilibrio a una pierna ,la que tengo lesionada, y ella lanzara su pierna, la mala,  hasta la altura de su palma de la mano con el brazo extendido en repetida acrobacia. Por suerte no venia nadie.

Si les cuento que en la calle que recuerdo a su padre, y que siento algo que me dice que la cuide, que es su niña, y nos pasa un señor con su viejo perro buldog atado y cierra la puerta de la casa, justo donde estaba el bar, y se deja al perro fuera en la calle, y al abrir veo que el, diré pobre hombre, pero que su aspecto presentaba un deterioro que era evidente,  pero al que jamás habia visto, como para percibir su cambio.

En cambio aquel otro, de chaqueta blanca y bastón, al que le conocía de vista y era evidente su tullidez, pues  sorprendentemente me saluda para decirme" que tal estás, gordo". La risa de ELLA es patente y contagiosa en cada unos de estos incidentes. 

Hoy era el dia de almorzar juntos, pero ella había sacado el pescado del congelador y yo tenía s los tapers descongelados, no hubiera importado, pero no encontramos donde, por cada sitio que pasamos no tenían mesa, tampoco quiso compartir con nadie


Hoy era el dia propicio, si ELLA me hubiera invitado, para subir a su casa, no tenía a nadie, habiamos acompañado a su nieta a la estacion. Hoy me hubiera enseñado su precioso piso al que ningún hombre accede, hubiera conocido su gata blanca y su gato salvaje, al que ni me acercaría a tocar de cómo las gasta, admiraría  su precioso dormitorio con jaula decorativa, que le gusta, imagino le da intencionadamente el toque kitsch, hubiera visto su salón de mármol rojo y sus cortinas venecianas, sus lámparas de cristal del techo, e incluso me hubiera enseñado, fuera de la jaula, su preciosa cobaya, y si, no tendría reparo de tocar al peludo conejillo y sin dudar lO hubiera acariciado.  


Sevilla a 4 de Octubre de 2025

Francisco R.  Estevez

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