viernes, 3 de octubre de 2025

sueño

 


Todavía no, aun no, no he sentido sus brazos abarcando mi cuerpo, no, todavía no. Aun no he sentido la humedad de sus labios en la mejilla, no, todavía no, aun no he sentido su corazón latir, ni el olor de su pelo, ni el tacto de su delicada piel, no, todavía no.

El tiempo está en contra de la prisa. El tiempo, eso que cada dia se nos va y que aun no borra todo lo que le llena de un temor comprensible del pasado.  El miedo es un carcelero del amor, y no permite que pueda olvidar el horror, por lo que aun tiembla al simple roce. 

Todavía no, aun no ha sentido las fuerzas de mis brazos, ni  dejó caer su cabeza en mi pecho para escuchar el palpito diastólico, ni sintió en su oído todos los te quiero que tengo en mis labios, no, aun no.


Cada dia me ofrece una perla de su vida, pero cuenta poco de un pasado que no la deja en este presente, algo que sin estar, aun no lo pudo enterrar, o mejor, incinerar en fuegos de llamas crepitantes del seco olvido. 

Siete lustros, y uno más, tal vez dos de silencios  insoportables puso su vida en una clausura voluntaria, justo donde tanta vida creó en su alrededor, lo que la hace dudar si es aun el tiempo de dejarse abrazar como mujer, y que los miedos ya no la hagan temblar, o lo que sería peor, que le vuelvan los fantasmas del pasado, aquello de los que por suerte pudo escapar del abrazo de Thanatos, y posiblemente sea, que aun vengativo no la deja temblar, de amor.

Nadie sabe el final,  todavía no entiendo que pasará, pero tú, tú, tú me entiendes. No hay prisa, no hay tiempo, solo tenemos demasiados años para andar ahora con temores, pero diría que el sentirlo es mayor, en este tiempo dorado, que del aquel alocado adolescente, o de trasnochador de mil noches de vino amargo y calor. Es lo que tiene la edad,  que no hay tiempo para nada, y de repente, me siento vivo,  y no sé por qué, tal vez sea porque me miraste como si nadie me hubiera mirado nunca.


Casa mañana de paseo y piña, cada noche de dialogo ozores, cada dia que no la veo, cada minuto de espera, es tiempo que le vamos ganando al destino, y así generaremos la confianza  en la que llegará el dia que sintamos la  transpiración en el abrazo  donde la oxitócinas y la serotonina liberada nos permitirá tener un sueño sin pasado.

Sevilla 3 de octubre de 2025

Francisco Rodriguez  

No hay comentarios: