Algo impide extrañamente a esta alianza llamada de gobierno, alcanzar la
sabiduría de la rectificación, por más que continuamente se están apañando
errores, a esto de la Encarnación, desde que se le metió mano. ¡Qué decir!
Considerado por la oposición como “no la mejor” oferta de la
terna que se presentó al concurso de adjudicación de obra, inició la andadura
sin finalizar las excavaciones arqueológicas comenzadas, contratándose a un nuevo
equipo técnico que, a poco mas llega a Canberra, siendo el actual director,
consecuencia de la protesta por la acelerada metodología. Excavaciones y escarbaciones
maniobran conjuntas en el mismo espacio.
Como anteriormente ni existía proyecto para una pretendida
plaza municipal de abastos en un subsuelo con otras historias, nos aparece el
temor de la usurpación del derecho de autor, siendo el propio Colegio de
Arquitectos el que fuerza el encargo al
prestigioso colegiado que declara a los medios que este encargo es “como un
miura”, y que evidentemente no le gustaba la idea de un mercado enterrado.
¡Menos mal!
Son las voces de los ecologistas quienes reclaman además de
las sombras de la arboleda, exigen un aire respirable. Los comerciantes de la
zona, viendo caer sus ventas y demandan soluciones inmediatas, aunque hubiera
sido enterrando al mercado que durante muchos años atrajo sus clientes, y que
hasta ahora no mostraron su solidaridad, mientras que los placeros, los
pobrecitos placeros callan.
Con lo fácil que sería después de treinta años, con tantos
ciudadanos que apoyan una plaza de abastos en superficie, y con las
rectificaciones que tendrán que formularse desde la Administración, cuando
recupere esta la posesión del solar, poder escuchar después de treinta años, a
los placeros decir algo.
Sevilla a 18 de Mayo de 2003
Francisco Rodríguez Estévez
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