Las ultimas llamadas a las urnas, como toque de fagina, tantos
hartos como insaciados que forman la lista insaculada que proveerá el próximo cuatrienio,
podían haber tenido el detalle de antaño y darse un baño de multitudes por la
plaza municipal de abastos de la Encarnación, nadie por aquí, nadie por allí.
Poca importancia debe tener darse el paseo por lugar tan “emblemático”,
que así gustaba decir al doctor, a la tontería
germánica para acoger a los pobrecitos
placeros y que convirtió en su icono.
El caso es que ninguna de las personas que figuran en esas listas por su capacidad, preparación, y espíritu de servicio a la ciudadanía, acaso por aquello de que entrar en el laberinto pudiera ser dificultoso encontrar la salida, o lo mismo el responsable de campaña busca otra rentabilidades en otras plazas de abastos, pues es sabido que una campaña si plazas municipales que visitar como que ni parece campaña. Nadie por aquí, nadie por allí.
El caso es que ninguna de las personas que figuran en esas listas por su capacidad, preparación, y espíritu de servicio a la ciudadanía, acaso por aquello de que entrar en el laberinto pudiera ser dificultoso encontrar la salida, o lo mismo el responsable de campaña busca otra rentabilidades en otras plazas de abastos, pues es sabido que una campaña si plazas municipales que visitar como que ni parece campaña. Nadie por aquí, nadie por allí.
Hubiera venido al pelo el cierre de campaña en tan señero lugar, que por aquello de su origen imposible cueste lo que cueste, su costo imposible, y su final, imposible de predecir.
Dure lo que dure, millones arribas millones abajo, la ruina tendrá su puerta, y sin puerta para la plaza no tendrá candidatos que se les ocurra pasar. Pasen y vean, como la arbitrariedad del diseño, las aleatorias puertas y el laberintico recorrido anti-comercial, hacen que también las ruinas instaladas en la plaza municipal también necesita puertas y no precisamente para los candidatos, pues sin nadie por aquí, nadie por allí, harto difícil se les hará a los pobrecitos placeros, aguantar este cuatrienio en el que hasta los candidatos de las insaculadas listas, han percibido que sin puerta no hay entrada, sin entrada, ya se sabe, nadie por aquí. Nadie por allí.
Sevilla a 22 de Mayo
de 2015
Francisco Rodríguez Estévez
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