El paralelogramo mutilado tenía 5920 metros cuadrados,
aunque nadie se lo explica creció alarmantemente. La Encarnación es un misterio
de toda la vida y el aumento que aparece
en los papeles, no puede ser por causa de la hormona de crecimiento, dosis
masiva, acaso por una adición al pasarse de la raya. Acerado y calzada.
Una cosa el dibujo, pero a mayor superficie del solar mas se
le sustrae, incluida las fuentes y la escultura de Vasallo. Así se planifica lo
que puede ser el gran error. Las acacias centenarias, en alcorques alineados,
perfumaba las primaveras de azahares, con el dulzor de los ramilletes blancos
de sus flores, y su umbría refrescaba el cordón en el estío. No es que sea un
anuncio de fragancias, pero con la desaparición de tierra para enraizar la
arboleda perdida, los tiestos ornamentales parecerán un concurso de bonsáis.
Con fachada de cal y zócalo ocre, de cuartel, de convento,
de bodega del Puerto y ventanales de forja, fuente de piedra, hornacina con
diosa, parterres de hiedra y buganvilla, se abandonó en la peor de las suertes. No es que fuera lo
que fue, es que se fue y no vuelve por la multiplicación de errores. Diseño de
vanguardia en retablo del barroco. Ideas para no dormir, ideas para soñar.
El bullicio de la
algarabía interior, el cromatismo, babel de pituitarias, pregones a pulmón de
calidades y aromas de ambiente cosmopolita, quedaron en silencio. No es que ese
resto de división de otrora unidad heterogénea, cociente que colmataba el vacío
resultado grite donde se jamura lo caído. Es que ese reservorio, desmembrado
del pasado, no dejará de ser un residual, no-operativo, en manos del caprichoso
ábaco, por su debilitada capacidad numeradora.
Cuatro operaciones, cuatro reglas básicas, para las matemáticas
del engaño; Suma de metros cuadrados. Resta de árboles y espacios en el viario.
Multiplicación de aparecidos interesados, oportunistas del revuelto, y División
de los damnificados. Estas operaciones son las propuestas para perder
definitivamente el recuerdo de la plaza de abastos de la Encarnación. Las
matemáticas no mienten. Exacto.
Sevilla a 23 de Noviembre de 2003
Francisco Rodríguez Estévez
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